Que las matemáticas no contradicen la existencia de Dios lo aclara el que Jesús mismo revele que el número 490 tiende a infinito al proponer que, como poco, hay que perdonar al prójimo 70 veces 7. Un consejo que explica la permanente vigencia del Evangelio. Aunque el perdón no es un elemento táctico, lo cierto es que el éxito del catolicismo radica en la sorprendente actitud de su mejilla ante la mano que le abofetea. De lo que se deduce que la fe es tanto más expansiva cuanto más sirve de ejemplo.
Poner la otra mejilla, no obstante, implica dejarse partir la cara, pero no renunciar a la defensa propia, entendida ésta como la obligación del católico a evangelizar en tierra hostil. España, sin ir más lejos, donde el laicismo planea el exterminio de la religión católica por las bravas. Como quiera que ha comprendido la inutilidad de ganarle un mano a mano a la Iglesia en el arte de hilar fino, opta ahora por la amenaza burda, sintetizada en la frase de un internauta que considera estúpido quemar iglesias sin gente dentro, en lo que demuestra su desconocimiento sobre la permanencia vitalicia en el templo de las tres personas distintas.