Nace este Blog con el nombre genérico SEMBLANZAS SACERDOTALES, por dos motivos esenciales:
Primero, porque los curas que regaron con su sudor los surcos de la Iglesia durante la segunda mitad del siglo pasado, están ahora sepultados, o enclaustrados en sus casas, en residencias, o similares, totalmente jubilados de toda misión pastoral, pero siguen leyendo en Internet para matar el largo rato de ocio obligatorio que tienen. Tengo muchos correos electrónicos que demuestran lo que digo.
Segundo, porque estos beneméritos sacerdotes necesitan pasar a la posteridad en pequeñas semblanzas que trataremos de escribir conforme vayamos recibiendo escritos de todos los lectores que se acerquen a Religión en Libertad, para eso disponen de la dirección de correo electrónico (tomasdelat@gmail.com), donde con gusto recibiremos todas sus aportaciones.
Por lo tanto, todo lo que escribiré, si Dios quiere, en este Blog, será enviado por todos los lectores que lo deseen, incluso de los propios curas protagonistas si desean que su semblanza salga aquí y se archive en amplio mundo de la Red de Internet.
Los sacerdotes, cuyas semblanzas aparecerán por aquí, pueden ser de cualquier nación o país, así que no estamos cerrados a la propia universalidad de la Iglesia.
Mientras reciba las primeras entregas, seré yo mismo quien saque algunas semblanzas sacerdotales singulares que alcancé a conocer. Comienzo con el cura que suscitó mi vocación sacerdotal.
Don Antonio Ramírez Román
Había nacido en Jaén. Fueron varios hermanos. Estudió en el Seminario de Jaén, donde ingresó al acabar la Guerra Civil. Alcanzó el presbiterado en el Año Santo de 1950. Fue nombrado párroco de Fuerte del Rey, donde tras varios años, fue enviado como superior al Seminario, y profesor del mismo.
De la casa de formación salió para ser párroco de San Juan y San Pedro, de la ciudad de Jaén. Allí con seis años lo conocí, cuando llegué a ser uno más de acólitos de la feligresía. Don Antonio era un hombre sonriente, afable y un tanto despistado dada su incipiente sordera, y con los niños era un gran padre espiritual. Lo puedo acreditar.
Durante largos años estuvo al frente de la parroquia, a la vez, combinaba con las clases en el Seminario, donde siendo un joven seminarista, intervine en una academia de estudios sobre el presente y el futuro del capitalismo y el comunismo. El director fue don Antonio, el cura que me había llevado al Seminario, como decimos por Andalucía.
Un mal día cayó enfermo gravemente, quedando inmovilizado, aunque la cabeza le regía perfectamente. Tuvo que ingresar en la residencia de ancianos, que las Hermanitas de los Pobres, tienen en Jaén, donde un día entregó su alma a Dios rodeado de todos sus muchos amigos sacerdotes y laicos.
El entierro fue celebrado en su querida iglesia de San Juan, en pleno casco histórico de Jaén. Más tarde el consistorio municipal concedió rotular con su nombre la calle que accede a la propia parroquia, Un placa de cerámica lo cuenta a los viandantes.
Todos los días rezo al Señor por don Antonio, porque le debo y a Cristo ser cura.