El próximo lunes sabremos los resultados de la última encuesta realizada por el CIS sobre intención directa de voto, de la que se concluye que Podemos es la primera opción de los españoles.
La encuesta se realizó hace más de dos semanas, cuando las portadas de los periódicos estaban copadas por la mala gestión de la crisis del ébola y repletas de las tarjeta black.
Aún no sabíamos nada de la supuesta trama de corrupción liderada por Francisco Granados, Angel Acebes no había declarado por usar supuestamente la caja B del partido para negocios personales, ni había sido imputado el gerente del PP en Castila - La Mancha por usar esa misma Caja B para sufragar la campaña de Cospedal. Estas tres cosas, no menores, han pasado después de que el CIS realizase la encuesta que publicará el lunes, por lo que para entonces la encuesta será papel mojado y Podemos habrá dado ya un salto cualitativo hacia el Gobierno de la nación, viendo desde su posición la posibilidad de una mayoría absoluta, ante la previsible abstención masiva de los españoles hartos de este sistema.
No, no es ninguna broma. Es una realidad tangible y posible que el que maneje las llaves para formar nuestro próximo gobierno de España sea Pablo Iglesias.
Este texto que escribo, una vez sabidos los resultados de la citada encuesta, puede ser una continuación del post que escribí hace un mes y que titulé .
A lo que voy es que lo malo no es que finalmente nos pueda gobernar Podemos. Lo malo es todo lo que tanta gente ha hecho tan mal durante tantos años para haber puesto en bandeja al Malo todo lo que puede llegar a pasar, o mejor dicho, lo que ya está pasando.
La crisis de la clase política en España en lo que a valores se refiere, no es una casualidad, sino que es algo causal, y la causa primera de los males de la política es la misma causa primera de los males y de los bienes de toda vida humana. La decisión definitiva de cada persona de decir sí a Cristo, con todas sus consecuencias, o de decirle que sólo un poquito, lo cual es más peligroso que decirle abiertamente que no.
Ser Cristiano no es un juego, es la Verdad de tu Vida. Dios se encarnó en un hombre, pagó por todo lo mal que hacemos y resucitó de la muerte. O te lo crees, y es definitivo, o no te lo crees, y también es definitivo.
Es definitivo en tu vida interior, y también en la exterior. Es definitivo en tus relaciones contigo mismo, y también en tus relaciones con los demás. Con los miembros de tu familia, con tus amigos, con tus compañeros de trabajo. Lo es incluso si este hecho definitivo te obliga a dejar atrás a tu familia, a tus amigos o tu trabajo. Lo es incluso si tu sueldo es desmesurado y no llevas una vida austera y caritativa. ¿Pero qué nos hemos pensado los cristianos del último medio siglo? ¿Que el cristianismo es una bonita tradición que recordar en Semana Santa y en Navidad? ¿Que es una valiosa tarjeta de visita para según qué trabajo? ¿Qué la tortura y la ejecución de Cristo no tiene impacto real en nuestra vida hoy? ¿Que el ser cristiano forma parte del domingo como nuestro trabajo forma parte del lunes o del martes, y cómo la Champions forma parte del miércoles?
El Ser Cristiano ha de llegar a todos los ámbitos de nuestra vida, o no llegar. También al electoral, en lo que nos toca.
Durante años, por los motivo explicados en ese artículo citado anteriormente, los cristianos de España hemos votado por tradición familiar y cultural a un partido que aunque en sus estatutos alude al Humanismo Cristiano, en la práctica deshonra el nombre de Cristo a sabiendas y a adrede, por interés electoral, por poder, por ambición, o por lo que sea.
Me repito al decir que en los años en que más abortos se han practicado en España han sido en los que ha gobernado el PP sin que el Gobierno haya movido un solo dedo, ni uno solo, salvo algún pequeño gesto residual para acallar a algún votante conformista, y a los demás, y esto ya es sufuciente pierda de toque. No me imagino a Cristo votando hoy a semajentes sepulcros blanqueados repletos de cadaveres de niños.
En España tenemos una clase política de la que obvia decir que ha dejado de lado a Cristo salvo para cuando le ha sido rentable electoralmente. No es solo el tema Vida. Es la ambición, la corrupción, la mentira. Es el teatrillo que se han montado unos cuantos, no pocos, con el consentimiento de unos muchos.
La excusa era el mal menor. Pues bien, aquí tenemos las consecuencias del mal menor. Porque el mal menor no existe. Un "mal menor" ya es el mal en sí mismo, y el mal, "menor o mayor", es la ausencia completa de bien.
¿Soluciones? En lo político, no lo sé, pero creo que a los católicos se nos aproximan tiempos difíciles. Ahora sí. Porque os aseguro que por mucho que se lloró en tiempos de ZP, aquello ni fue persecución ni fue nada, por favor. Quejarse de persecución en España es faltar al respeto a todos aquellos cristianos que sí que la viven en el mundo a día de hoy, trágica realidad que viven los cristianos en más de cuarenta países del mundo, algunos muy cercanos.
También es una falta de respeto para los cristianos que en España sí sufrieron persecución, hace ya unos cuantos años, pero muy presentes aún hoy.
Si bien aún nuestra generación no sabe qué es una persecución, me atrevo a adivinar que ahora sí que la empezará a haber. Primero una persecución social, como la habido en otros países que he podido conocer, y después persecución legal. Porque al final el fruto de una serie de males menores sostenidos durante treinta años, es el mismo mal con su mismo fin, y el origen de todo mal, menor, mayor o como lo queráis justificar, es el Demonio y su guerra abierta contra la Iglesia de Cristo y contra la Humanidad.
Ahora el mal tiene ganadas plazas importantes. Ganadas a pulso y con paciencia, con la complicidad de la tibieza de una Iglesia de la que formo parte, hartita de poner trabas a la gracia desbordante de Dios en muchos ámbitos que son un regalo, y acomodada a base de complacencias, amiguísimos y legalidades no solo durante los últimos treinta años, sino sobre todo en lo anteriores cuarenta.
La solución, al final, tanto para el ámbito político como todos los demás de nuestra vida, pues las personas no somos compartimentos estancos, es sencilla: Oración, Palabra y sacramentos. No tiene más. Entablar una relación personal con el único hombre capaz de vencer todo indicio de Mal. Cristo.
Cristo no está ausente. Cristo está presente físicamente en las iglesias. Mi primera pregunta es, entonces, por qué ir solo el domingo a verle. Que se conteste cada cual.
El pasado domingo, mi párroco contó que ha habido gente que le ha preguntado si este fin de semana, en el que celebramos el sábado la Fiesta de todos los Santos, vale ir a Misa el sábado por la tarde como misa para el sábado de fiesta y como misa también del domingo.
El párroco explicó muy amablemente que no, que eso no vale, y a mí se me cayó el alma al suelo. No por la respuesta del párroco, sino por la situación expuesta.
El Amor no es un tema de valideces o invalideces. No es un tema de vale o no vale, ni de hasta cuando vale y hasta cuando no vale. De verdad, si le vamos a racanear a Dios una misa más o una menos en una festividad tan grande como es la de este sábado y en un domingo, es mejor que no vayamos ni si quiera a la del sábado por la tarde. De verdad, si te lo planteas así mejor no vayas a ninguna. Quédate en casa reflexionando por qué vas a Misa, y cuando te hayas contestado, pregúntate si te merece la pena vivir así tu fe, porque de verdad, conozco maneras muchos más divertidas de condenarse y de arrastrase por esta vida.
Ir a Misa por cumplir. Triste motivación falta de amor y carente de fe. Vacía de alegría, desilusionante y aburrida. Se te entrega toda la Eternidad para ser comida y unirse a ti en vida para llevarte más allá de tu muerte, y tu negocias con ella. Pobre Cristo, y pobre cristiano. Lo acaba de decir el Papa: .
De modo que para los que no son cristianos no es momento de decidir, pero sí lo es para los que sí que lo son. Empieza ahora. Empieza hoy. Empieza ya. No hace falta que hagas mucho. Basta con un: "Hola, Señor. Aquí estoy, tú dirás".
A partir de ahí, Él irá diciendo, y tú decidiendo. Dirás que no, embrollado en mil miedos diferentes faltos de fe y confianza, o dirás que sí, animado por el tan inmenso y tan rico testimonio de tantos santos y héroes de nuestra Historia.
Intuyo que para muchas personas, para todas, ha llegado la hora de la verdad. La de tomar la decisión de ser santo como ellos, esos héroes a los que admiramos. La hora de asumir que la Historia de Cristo ha de hacer presencia en ti. O la hora de decir que no.
¡Ánimo! No hagas cálculos. Di que sí a Cristo en todo de una vez, y verás milagros en tu vida.