Muchos problemas relacionados con la castidad tienen su origen no tanto es en lo que ella es, sino en lo que se dice o se piensa de ella. Por ejemplo, se dice que la castidad es algo antinatural, algo difícil, como una extraña postura de yoga, cuya realización —si acaso uno consigue hacerla— no se da sin gran esfuerzo y algo de dolor.
Sin embargo, lejos de ser algo antinatural, lo propio de la castidad es perfeccionar las potencialidades de mi propia naturaleza en orden al amor. No por nada es una virtud, es decir, un hábito bueno, un hábito que me perfección en cuanto ser humano. En esa línea, el término “virtud” nos dice ya mucho acerca de la castidad.
Alguien virtuoso es alguien que ha conseguido una cierta excelencia en un ámbito determinado. Por ejemplo, Messi es un futbolista virtuoso, como lo fue Kobe Bryant en el Basketball, o Tony Hawk en el Skate. En ese mismo sentido se habla de la castidad como virtud. Alguien que es casto es alguien que ha adquirido una cierta excelencia en el ámbito del amor. Lejos de ser antinatural, vivir la castidad implica buscar perfeccionar las potencialidades de mi naturaleza en orden a amar mejor.
Sobre esto se ocupa el séptimo y último capítulo del curso: “7 mitos sobre la castidad”. En este episodio desarrollamos el siguiente mito: ¿La castidad es antinatural?