Si la vida del primer Almirante de la mar océana es un completo enigma ya desde su mismísimo nacimiento, la cuestión de su enterramiento no había de serlo menos, y así, tenemos hoy día, como muchos de Vds. sabrán sin duda, dos posibles yacimientos que se disputan el honor de constituir los de los restos mortales de D. Critóbal, el uno en Santo Domingo, el otro en Sevilla.
La historia remonta necesariamente al 20 de mayo de 1506, fecha en que se produce la muerte de quien junto con los nobles marineros moguerenses Martín Alonso Pinzón y Vicente Yáñez Pinzón, es el gran descubridor de América.
Su cuerpo será inicialmente enterrado en el Convento de San Francisco de la capital vallisoletana en la que muere. En 1509, son trasladados a la capilla de Santa Ana del Monasterio de la Cartuja en Sevilla. Por deseo de uno de sus dos hijos, el primogénito y su hijo legítimo, Diego, los restos son mudados a Santo Domingo, cosa que acontece en 1542. Tras la conquista de Santo Domingo por los franceses, en 1795 se llevan a la catedral de La Habana y, en 1898, cuando se pierde Cuba, trasladados por última vez a bordo del crucero Conde de Venadito hasta el puerto de Cádiz, desde donde viajan a la catedral de Sevilla para su definitivo enterramiento.
El problema se produce cuando en 1877, en la Catedral de Santo Domingo, en circunstancias un tanto confusas, aparece una caja de plomo con fragmentos de huesos y una inscripción en la que se lee: “Yllustre y Esdo. Varón D. Cristóbal Colón”, que darían cuenta de que el traslado hecho en 1795 a La Habana o no había sido total o había sido incluso erróneo. Dichos restos permanecerán en la catedral de Santo Domingo hasta que en 1992 son trasladados al gigantesco panteón construido al efecto, El Faro a Colón o El Faro Colón, en la propia Santo Domingo.
Para poner fin definitivamente a la incertidumbre existente sobre el destino de los verdaderos restos de Colón, hacia el año 2002 se inicia el proyecto de realizar un estudio de ADN a los dos osarios candidatos, un estudio al que, al final, se someterán los restos sevillanos, no así, en cambio, lo que obran en poder de las autoridades dominicanas.
En España, la comparación de los “restos sevillanos” del descubridor con los de su hijo Hernando y los de su hermano Diego, realizado por un equipo multidisciplinar dirigido por el director del Laboratorio de Identificación Genética de la Universidad de Granada, José Antonio Lorente, y en el que formaban Prof. Miguel Botella de la Universidad de Granada, el Prof. Turbón de la Universidad de Barcelona, el Prof. Richard, de la Tor Vergata de Roma, el Prof. Stoneking y su equipo del Instituto Max-Planck de Antropología de Leipzig (Alemania), y el Dr. Giles de la Orchid-Cellmark Biosciences, con el asesoramiento de especialistas como el Dr. Budowle y especialistas de las empresas Applied Biosystems, Promega y Elchrom, concluirá el 1 de agosto de 2006 que los mismos sí pertenecen a Cristóbal Colón.
Entre 2002 y 2003 se procede a la la exhumación de los restos necesarios para el estudio. Y en la revista “Profesiones” de fecha marzo-abril 2066 José Antonio Lorente realiza la siguiente afirmación:
“Los estudios realizados ponen de manifiesto que el ADN mitocondrial (básicamente la región llamada HV1) de los huesos de Cristóbal y Diego es idéntico, lo cual es lo esperado entre hermanos hijos de la misma madre. Del mismo modo, los estudios antropológicos apuntan a que los restos de Sevilla son compatibles con los de Cristóbal Colón”.
Curiosa -o premeditadamente- se cumplía cuatro siglos de la muerte del eximio navegante y descubridor.
En cuanto a la autenticidad de los restos custodiados en Santo Domingo, nada sabremos mientras las autoridades dominicanas no acepten el reto que sí aceptaron quienes custodian los que albergamos en España. Por el momento, y con esta incógnita, me despido de Vds. hasta mañana deseándoles una vez más y como siempre, que hagan Vds. mucho bien y que no reciban menos.
©L.A.
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