Año del Señor 2020
27 de octubre
 
 
Hola, buenos días, hoy Israel nos lleva al Señor. Que pases un feliz día. 
 
UN ERROR QUE DEJA HUELLA
 
No hay nada como que pongan “No pasar, recién pintado” para que justo tenga “necesidad” de salir por esa puerta.
 
Mira que hay puertas que dan a la huerta, pero aquel día las prisas me hicieron decirme a mí misma aquel típico “yo controlo” pensando que lo único importante era ir consciente de no tocar la barandilla recién pintada.
 
Al bajar todo fue bien, pero al subir... aquello de ir consciente ya se me había olvidado hacía mucho. Así que allí mismo planté la mano con todas mis fuerzas. Y al levantarla... un algo pegajoso me hizo mirarme la palma y darme cuenta de que... ¡la había liado!
 
Toda la palma de la mano estaba marrón. No sabía qué hacer: a mi mente solo venían todos los avisos que nos habían dado, intenté lavarme con jabón y agua, pero nada; con alcohol, pero nada... 
 
Fui corriendo a buscar disolvente, y ya al fin logré quitar los restos de pintura que cubrían mi mano. Menos mal... fue un alivio descubrir que podía quitarme de encima las consecuencias “del delito”. Y ya algo más aliviada después del susto, pude ir a contarle a la priora lo que me había sucedido. 
 
Ella me acogió con cariño, y eso que mira que nos habían avisado... pero, en la oración, el Señor me mostró algo mucho más allá.
 
Lo sucedido me hablaba profundamente de la salvación de Cristo. ¿A quién no le ha pasado algo así? ¿Quién no la ha liado alguna vez? Sin embargo, cuando nos caemos, esto deja en nosotros una marca pegajosa, que no logramos quitarnos de encima. Y es que el Padre, conociéndonos y amando nuestra debilidad, nos envió a su Hijo, para que, por su muerte en la cruz y su Resurrección, con su propia sangre limpiara de nosotros la marca que deja el pecado. 
 
Siempre que acudimos a Él, nos restaura, nos libera, nos sana, y para ello nos ha dado muchas herramientas en la Iglesia. Y Él me regaló ver que solo cuando hemos experimentado su salvación precisamente en nuestro propio error, es entonces cuando podemos asumir la responsabilidad de lo sucedido y hablar de ello con todas las consecuencias. Su Salvación es un Amor tan liberador que nos hace libres y fuertes para ser responsables. 
 
Hoy el reto del amor es acercarte a Cristo en el sacramento de la reconciliación. De Él siempre obtendrás el Amor, la Paz y restauración que tu ser necesita. ¡No tengas miedo! Si tienes su Amor asegurado, ¿qué temerás? Pídele el Don de perdonarte a ti mismo y el de poder pedir perdón asumiendo la responsabilidad y emprendiendo juntos el camino de vuelta. 
 
VIVE DE CRISTO
 
 
PULSERA-DETENTE
Puedes solicitarla a contrarrembolso a través de este enlace: 
 
https://forms.gle/Yv5h8mRDBmLFts8M7
 
 
¡Feliz día!
 
 
©Producciones es El- Vive de Cristo (Dominicas Lerma)

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