El viaje del Papa Francisco a Albania ha sido corto pero emocionante.
Ha tenido poco eco en los medios de comunicación. Vivimos en una sociedad del bienestar y hablar de martirio es un atrevimiento. Y si ese martirio lo realizó una dictadura comunista, entonces, el silencio más absoluto ha cubierto como un manto las palabras del Papa.
En el rezo de Vísperas en la Catedral de Tirana, el Papa escuchó primero el testimonio de dos supervivientes de la persecución comunista:
P. Ernesto Simoni. Es Párroco. Asiste a 118 aldeas. Vio morir a los sacerdotes gritando: