¿Es posible que la fe y la razón vayan de la mano para un conocimiento integral de la verdad? La vida y el pensamiento del cardenal inglés John Herny Newman (1801 – 1890), quien será canonizado el próximo domingo en la Plaza de San Pedro en el Vaticano, son una muestra de que esto es posible.
Para escribir sobre él “desenterré” una entrevista que realicé en el año 2010, cuando fue beatificado, a Cristina Siccardi, biógrafa del futuro santo.
Como muchos ingleses, Newman fue bautizado en la iglesia anglicana. A los 15 años experimentó un fuerte encuentro con Dios, quien, escribió, “me ha creado para una misión concreta. Me ha confiado una tarea que no ha encomendado a otro". Así inició un camino de práctica y cultivo de la fe y a los 23 años fue ordenado sacerdote anglicano.
Su sed de conocimiento lo llevaron a investigar más sobre los padres de la Iglesia, y en ellos encontró respuestas a múltiples preguntas de existenciales y espirituales. Esto lo llevó a un largo camino que concluyó con su ingreso a la Iglesia Católica (cuyas enseñanzas había rechazado fuertemente en el pasado) en 1845 cuando tenía 44 años. Recibió muchas críticas tanto de los anglicanos como de los mismos católicos. “Los primeros lo consideraban un traidor, los segundos, alguien de quien se debe desconfiar”, dijo su biógrafa.
“Con valentía exprimió su propia mente para entender, indagar, sondear los meandros de la historia, la filosofía, la teología y descubrir finalmente la perla preciosa”, indicó Siccardi.
Aunque era un gran intelectual, nunca descuidó la vida de oración y dijo que esta: “tiene lo que se puede llamar un efecto natural en el alma, espiritualizándola y elevándola. Un hombre ya no es lo que era antes; gradualmente... se ve imbuido de una serie de ideas nuevas, y se ve impregnado de principios diferentes”. En 1879 fue creado cardenal por el Papa León XIII.
El futuro San John Henry Newman nos muestra con su vida y con la inmensa riqueza espiritual e intelectual que nos ha dejado (93 tres volúmenes en total) cómo la fe y la razón, no solo no se oponen sino que se iluminan mutuamente. Como primer rector de la Universidad de Dublín “buscó lograr unas condiciones en las que se unificara el esfuerzo intelectual, la disciplina moral y el compromiso religioso”, afirmó su biógrafa. Su obra maestra es “La idea de la universidad” (1852) en la que destaca las raíces católicas de la universidad y exhorta a que no se disminuya la formación humanista en los futuros profesionales. Igualmente, Newman defendió sacralidad de la conciencia la cual consideraba como el “eco de Dios” en el interior del ser humano.
En su epitafio quedó resumida con una cita del evangelio la vida de este gran hombre que supo buscar y encontrar una razón para su existencia: “Si permanecéis fieles a mi palabra, seréis de verdad mis discípulos; conoceréis la verdad y la verdad os hará libres” (Jn 8, 31 – 32).