De las vacaciones con Kodak a las vacaciones con pala
También la sierra, el turismo y la playa tienen su oportunidad para el Bien
Veraneo 1956
Cruzada nº 44 y 45; mayo junio 1956
Junto al año oficial, ese que tiene como eje la medíanoche de San Silvestre, hay también como un año natural para el trabajo, que inicia octubre con su ritmo equilibrado y acentúa diciembre, para volver al remanso de la primavera y derivar, al fin, en la desgana que nos envía un verano in-misericorde. Por eso ahora, cuando el ciclo declina y le llega su turno a estos días de paypay y botijo, de siestas y cigarras, parece como si empezara a regir algo, así como un convenio de laxitud en el trabajo por el que el jefe hace la vista gorda al roce lento de la lima.
Y es que, en suma, la vacación ha iniciado su período de reinado oficial. A lo más, dentro de unos días es cuando por fin se va a hacer efectivo ese sueño del veraneo que surgió, tal vez, una noche al atizar el brasero de la camilla familiar. Ya los pinares van a liberar a Pepito del grillete de las matemáticas, Miluchy tendrá su premio al “Preu” del veraneo con las de López y don José, tumbado bajo un castaño, olvidará el alza y la PENISA, el negociado y los dividendos.
El verano, sí, llega con sus inconvenientes, pero también con su carga de ilusiones. Desde el que aspira a La Concha hasta el que se contenta con una leve escapada al Piélago, todo es hoy una enjundiosa perspectiva de proyectos de reposo.
Pero si el calor trae una lícita aspiración al descanso, la vida del espíritu no admite pausas y debe seguir su ritmo consecuente, la continua ascensión que tiene al Creador como vértice. Para los deberes evangélicos Dios no da vacaciones.
Por suerte el catolicismo de hoy ha creado una serie de iniciativas en las que se conjugan el sano goce estival con la alegría de una vacación cumplida limpiamente y enriquecida por el compañerismo, la experiencia o la caridad.
Veamos cómo en ellas tiene cabida toda una familia.
Sierra, sierra, sierra
Doña María le ha dicho a don Federico:
—Julito me preocupa, El es pequeño aún para estos esfuerzos y la reválida lo ha desmejorado. El chico necesita un cambio de aires. Tal vez unos días en la sierra...
—Sí nos dieran pronto la «extra».
Julito, es verdad, está debilucho. Lo que doña María no sabe es que se le fueron las horas en el futbolín y luego hubo que clavar los codos. Pero, en fin, se aprobó y ahora hay que echarle un remiendo al chico. Don Federico hace números y suda. Que si el tren, que si darse una vueltecita, que si la residencia... El vecino de arriba da la solución:
—Pero, hombre, eso es fácil. ¿No ha oído Vd. hablar de los Campamentos de Acción Católica? Allí los chicos están divinamente. Se divierten, se tonifican, hacen amigos y hasta se encarrilan por buen camino. Este año van a Siles, un sitio donde se pierde la vista entre pinares. Y barato; ya lo creo. Como que da risa decir el precio...
Ya tenemos a Julito galopando hacía la sierra. Dentro de días escribirá: sestea bajo los pinos, que talla barquitos de corcho y que se ha puesto muy moreno. Dª. María, al fin respira.
Aire, sol, luz
Nani, la tercera de las chicas de don Roberto, esta ahora con eso de los calcetines y las medias, gusta de la «cola de caballo» y se enfada cuando la trotan como a niña. A la madre le preocupa el tirón de la jovencita y piensa en la invitación que un mes antes le hicieron las de Martínez. A Nani no le vendría mal unas semanas de playa, pero ¡esa libertad de las hijas del comerciante...!
Para las adolescentes hay también una organización ideal de veraneo: las «Ciudades Juveniles». Son unas residencias enclavadas en plena, montaña o en bellísimas playas, como la de Santander, donde, bajo una cuidada vigilancia, viven sus días de aire y de sol, en un simpático ambiente de confraternidad cristiana, la alegre y cascabelera adolescencia española. Rebajas, subvenciones y cuidados hacen inolvidables a las Ciudades Juveniles. El éxito lo garantiza la Acción Católica Femenina.
Vacaciones pagadas
Tomás; don Tomás ya desde que ha ingresado en Escuelas Especiales, el hombre, tiene la cabeza hecha un lío de tantas matemáticas. Como él dice, ahora necesitaría un ejercicio muscular compensatorio. Además, el muchacho siente ya la responsabilidad de su camino. El, a unos años, será Ingeniero y ejercerá el mando sobre operarios a los que, en cierto modo, habrá de tutelar. Por eso, ahora anda preocupadillo con eso de la sociología. Le interesaba calar en sus mentes, saber de su esfuerzo, palpar sus problemas; conocerles, en suma.
Para compenetrar ya a los que un día habrán de llevar conjuntamente el peso de la economía española ha nacido el S. U. T. (Servicio Universitario del Trabajo) que, mediante la convivencia en el tajo, hermana a los obreros con sus futuros jefes.
Enrolado por un tiempo voluntario, el estudiante recibe su billete ferroviario y un destino de peón en minas, factorías, granjas o lugar de alguna relación con su especialidad. A la par que trabaja, cobra ya un jornal según bases que te sirve para la manutención. Él, ayuda en lo posible a los trabajadores en sus problemas, en su cultura, en su elevación. El resultado es de mutuo provecho. A minas, astilleros, campiñas, puertos e industrias envía el S. U. T., cada año centenares de estudiantes que se nutren de esta gran ocasión espiritual. Sin ir más lejos, este año funcionará por primera vez un Campo en nuestras minas de Arrayanes.
Turismo de pala al hombro
Una de las más bellas empresas de caridad está floreciendo gracias a las vacaciones de los que estudian o trabajan. Para contribuir al problema de vivienda creado por la guerra y la dispersión del avance ruso, nació en Alemania Bauord u Orden de los Constuctores. Hombres y mujeres de todo el mundo acuden allí para coadyuvar, cada uno según sus posibilidades, al gravísimo problema que afecta a todo el mundo, De este modo, centenares de familias, en su mayoría refugiados, alcanzaron, al fin, un hogar gracias a esta hermosa creación de un obispo holandés.
¡Animaros amigos, a los turnos de la Bauord!
Más turismo
En los quillas de los «Talgos», las «Vespas» y los «Vampires» va también un alegre mensaje de aproximación, Si alguna vez cristaliza una paz verdadera, junto a la unidad cristiana habrá contribuido el acercamiento que facilitan las comunicaciones modernas. Para llegar esta diana, la A. C. europea ha creado una red de albergues capaces de aglutinar a jóvenes de todos los rincones continentales. Hasta unas ciento cincuenta residencias abren sus puertas en Italia, Francia, Austria, Inglaterra y otras tantas naciones. A su vez, España corresponde de igual forma.
Ellas y ellos por Castilla
Ahondando en esta idea de la paz por el mutuo conocimiento, nacieron las famosas «Rutas Pax Cristi». Durante la última guerra, varios jóvenes hicieron voto de peregrinar a Chartres en rogativa de paz. Al grupo se sumaron los de otras nacionalidades, que hicieron la caminata intercambiando puntos de vista. Ahora la experiencia se ha formalizado en unas rutas periódicas, durante las cuales se estudia algún tema vinculado a la paz. Cada etapa finaliza con el rezo del rosario en el templo pueblerino y se reanuda con la Misa y Comunión. Para España se anuncia una que tendrá como escenario las amplias tierras de Castilla. Buen programa, sobre todo para jóvenes matrimonios.