Utopía o esperanza. “Podemos” o doctrina social de la Iglesia

 

            Mucha gente, también católicos, andan deslumbrados por el partido “Podemos”. Se habla constantemente de él. Le estamos ofreciendo un trampolín para lanzar a todos los vientos su programa. Un sacerdote murciano llamado Joaquín Sánchez llega a defender, en un artículo de prensa publicado este domingo, que Jesucristo habría votado, sin dudarlo, a “Podemos”. Defiende que es el partido más cristiano.

 

            Vamos a analizar la cuestión. Una cosa es que el Sr. Pablo Iglesia, como un telepredicador laico, le hable al pueblo en el lenguaje que el pueblo entiende, y arremeta contra todo aquello que es injusto, y otra cosa es la fe cristiana. Pienso que si conociéramos la Doctrina Social de la Iglesia, no haría falta tanta ponderación de un partido político que defiende lo que Dios quiere pero sin Dios.

 

            Es cierto que los hombres de fe hemos caído muchas veces en la tentación de lo fácil, lo cómodo, lo que me interesa, lo que me llena el bolsillo, lo que me promociona social y políticamente, y hemos dejado a un lado la Verdad, la Justicia, el respeto a la dignidad humana, el progreso legítimo, el servicio al hombre, a la familia, a los más necesitados, la defensa de la vida… Se llaman católicos muchos de los que promueven el aborto, los negocios sucios, el latrocinio, la explotación del trabajador, el comercio con seres humanos… Es verdad que muchos que van a Misa no cumplen con su deber al salir del templo. La religiosidad popular no siempre está mantenida por personas coherentes con su fe… Todo eso es verdad, y muchas cosas más.

 

            Pero para remediar estas deficiencias, muchas de ellas graves, no hay que echar a Dios a la calle. Jesucristo no podría votar a “Podemos”, como pretende el cura Joaquín,  si Dios no tiene lugar en esos proyectos que pretenden ser los redentores de la humanidad.  José Francisco Serrano Oceja, en su columna de este domingo en ABC, comenta que en la última conferencia política del PSOE hubo quienes intentaron expulsar del partido a los denominados Cristianos socialistas, porque no entraban en  el proyecto de laicidad que este partido defiende.

 

            Si todos intentamos servir al ser humano, con Dios en el caso de la Iglesia, o sin Dios en algunos partidos, debemos caminar unos junto a otros, aunque nos diferenciemos en lo esencial. Oceja cita a Thomas Mann que dice en su novela “José y sus hermanos” que: “Desconocer la unidad del mundo significa considerar que religión y política son cosas completamente distintas, que nada tienen ni tendrán que ver la una con la otra. La verdad, sin embargo, es que sin cesar se intercambian entre ellas el vestido”. Pero las ideologías materialistas no ven más allá del bulto. Se cierran a la trascendencia. El hombre es pura carne con inteligencia. Pero Jesucristo no vino solo a redimir a un ser humano con fecha de caducidad sin más trayectoria que el sepulcro. Vino a salvar al hombre llamado a la eternidad.

 

            Estos partidos políticos que tienen sus raíces profundas injertadas en un marxismo trasnochado, han cambiado la esperanza por la utopía. Y ¿qué es la utopía?  Dice el diccionario que es el plan, idea o concepción que se muestra como irrealizable en el momento de ser concebido o formulado. Utopía es el título de un libro de Tomás Moro con el que designa un lugar que no existe.

 

            Los creyentes cristianos no hablamos de utopía, sino de esperanza. Lo que Dios nos promete existe. Y en la medida en que vamos progresando en el bien obrar nos vamos acercando a esa meta que es Dios, del cual salimos un día. Por eso prescindir de Dios como hacen muchos proyectos políticos es construir sobre arena. Será el castillo muy bonito, pero se lo lleva la primera ola que invada sus murallas.

           

            Termino con estas palabras de Oceja en al artículo citado: Quienes agudizan la percepción mediática del Papa Francisco desde la aureola de una forma cristiana utópica están manipulando su mensaje. Las palabras del Papa, sus textos en su contexto, son las de un mensajero de la esperanza, no de la utopía política. La utopía instrumentaliza, incluso a los pobres. ¿Es la Iglesia en España mensajera de la esperanza o de la utopía?

           

            Cada cual que reflexione y de un respuesta coherente con la fe que profesa.

 

Juan García Inza

Juan.garciainza@gmail.com