Todos sabemos que hay tres virtudes esenciales,.., también sabemos que estas tres virtudes fundamentales, son inseparables una de las otras  Sabemos que nacen crecen y pueden morir en nosotros  también al unísono. Mientras estemos en este mundo dentro y protegidos por el ámbito de amor del Señor, esto es así. Pero, ¿Qué es lo que pasará cuando abandonemos este tan bello y fantástico mundo, que ahora nos parece inimitable? En el momento de separarse muestra alma de nuestro cuerpo, será cuando este se derrumbé para desaparecer, que es fin de toda materia y entonces, nuestra alma si el cuerpo fenece, estando ella y viviendo en gracia y amistad de Dios, ese alma nunca abandonará el ámbito de amor del Señor.

San Pablo nos dice: "8 La caridad no acaba nunca. (…) 13 Ahora subsisten la fe, la esperanza y la caridad, estas tres. Pero la mayor de todas ellas es la caridad”. (1Cor 13,8-13).Y es la caridad o amor, la que subsistirá, la fe desaparecerá convertida en evidencia, pues lo que antes, aquí abajo no veíamos, después lo veremos plenamente. Desaparecerá nuestra esperanza, porque lo que esperábamos se habrá convertido en realidad. Para el que decida no aceptar el amor que el Señor le está ofreciendo ahora y le seguirá ofreciendo hasta el último día de su vida, este tendrá lo que ha escogido y saldrá del ámbito de amor de Dios. Su amor desaparecerá porque su capacidad de amar y ser amado, se transformará solo en capacidad de odiar, su antigua falta de fe, que le ha llevado a esta nueva situación, no la tendrá tal como antes no la tenía y comprobará la existencia de Dios En cuanto a su esperanza nunca esperó nada y lo que en su mente, pensó que podría ser su segunda existencia, si es que alguna vez lo pensó y verá claramente, lo equivocado que estaba.  

            Centrándonos en la esperanza, para los que creemos en esta virtud, ella es quizás, la que menos practicamos de las tres y ella tiene ahora y aquí abajo el mismo valor que las otras dos virtudes, porque es la esperanza la que apuntala y mantiene en nuestras mentes la virtud de la fe y la del amor. Si no esperamos nada de nuestro futuro después de nuestra muerte, porque creemos que no hay nada, si pensamos que nuestras vidas terminarán como la de los animales, difícilmente podemos compaginar este pensamiento con el de que existe un Dios todopoderoso que ha creado todo y que nos ama. La diferencia está en tener fe o no tenerla.

Por otro lado nuestra esperanza también apuntala en esta vida, nuestro amor, porque si de verdad creemos que después de la muerte todo acaba y no hay nada, difícilmente encontraríamos una razón justificativa para amar a los demás,  lo que haríamos es fomentar  nuestro propio egoísmo. A esta afirmación, habrá quien me pueda objetar, diciendo que existen no creyentes, que ejercen caridad y hay que recordarle esta persona que una cosa es filantropía y otra es caridad. La caridad da por el motivo de amor al prójimo que es como decir amor a Dios mismo. Mientras que al filántropo lo que generalmente le mueve a dar es su propia vanidad u otra razón que nada tiene que ver con el amor a Dios.  

Para perfeccionar nuestro amor al Señor, siempre tenemos que luchar contra las apetencias y deseos de nuestro cuerpo. A nuestro cuerpo le agrada que pensando en lo que esperamos encontrar en el cielo, por la parte que los teólogos llaman cielo secundario, es decir la satisfacción de todos los deseos materiales que ahora tenemos, pero es el caso, de que al menos yo estoy seguro que ello, en el cielo, la gloria divina y la contemplación del Rostro de Dios lo inundan todo, de tal forma que todo lo demás carecerá de importancia o trascendencia alguna.

Pero de todas formas el Señor, teniendo en cuenta nuestras mentes influidas por nuestras apetencias materiales, les dice a sus discípulos: “27 Entonces tomando Pedro la palabra, le dijo: Pues nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido, ¿que tendremos? 28 Jesús les dijo: En verdad os digo que vosotros, los que me habéis seguido, en la regeneración, cuando el Hijo del hombre se siente sobre el trono de su gloria, os sentareis también vosotros sobre doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. 29 Y todo el que dejare hermanos o hermanas, o padre o madre, o hijos o campos, por amor a mi nombre, recibirá el céntuplo y heredara la vida eterna. 30 Y muchos primeros serán los postreros, y los postreros, primeros”. (Mt 19,27-30). Es decir, si nos fijamos en la frase: recibirá el céntuplo y heredara la vida eterna, el Señor está distinguiendo entre el cielo fundamental y el accesorio. Entre las satisfacciones materiales y las espirituales e el cielo.

La vida eterna es en su esencia el ser hijos de Dios participando de su gloria y adorando, alabando y contemplando el Rostro de Dios. Cundo se refiere a la materia que se sacrifica en este mundo por amor a  Dios y este sacrificio será recompensado con el céntuplo, tratándose de bienes materiales, “o… campos”, dice el Señor, es de pensar que el Señor habla en sentido simbólico, porque en el cielo hay campos ni propiedades materiales. Pero  aunque en el cielo no haya, campos, fincas, casas, coches o yates, es bueno en la primera fase de comprender al Señor y tratar de amarle, el fomentar nuestra esperanza, con bienes materiales, porque el fomento de nuestra esperanza, fomentará también nuestra fe y nuestro amor al Señor.

Hay dos importantes referencia de Sn Pablo con referencia a a esperanza. En la primera les dice y a los efesios y nos dice a nosotros: “17 para que el Dios de nuestro Señor Jesucristo, el Padre de la gloria, os conceda espíritu de sabiduría y de revelación para conocerle perfectamente; 18 iluminando los ojos de vuestro corazón para que conozcáis cuál es la esperanza a que habéis sido llamados por él; cuál la riqueza de la gloria otorgada por él en herencia a los santos, 19 y cuál la soberana grandeza de su poder para con nosotros, los creyentes, conforme a la eficacia de su fuerza poderosa, 20 que desplegó en Cristo, resucitándole de entre los muertos y sentándole a su diestra en los cielos, 21 por encima de todo Principado, Potestad, Virtud, Dominación y de todo cuanto tiene nombre no sólo en este mundo sino también en el venidero”.(Ef. 1, 17-21).

Y termino esta glosa deseándole a su lector, el deseo que San Pablo deseo en su día señaló a los romanos: “13 El Dios de la esperanza os colme de todo gozo y paz en vuestra fe, hasta rebosar de esperanza por la fuerza del  Espíritu Santo”.(Rom 15,13).

Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.

Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.

  1. Libro. BUSCAR A DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461164516
  2. Libro. CONVERSACIONES CON MI ÁNGEL.- www.readontime.com/isbn=9788461179190
  3. Libro. DEL MÁS ACÁ AL MÁS ALLÁ.- www.readontime.com/isbn=9788461154913
  4. Libro. ASEVERACIONES DEL SEÑOR.- http://www.readontime.com/ROT/dagosola/aseveraciones-del-senor_9788461557097.html
  5. Libro. VIDA DE NUESTRA ALMA.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461266364

           La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.

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