He descubierto en El Arca el arte de hacer reproches. Cuando uno tiene un cargo de autoridad y es responsable, a veces es necesario hacer reproches al que ha actuado mal. (…) Algunos puntos al respecto:

  1. Evitar siempre hacer un reproche desde la ira y la propia herida, sino más bien esperar a estar con paz. En el momento adecuado, preguntar con interés y compasión lo que ha pasado, pedir explicaciones antes de acusar; clarificar los hechos y las motivaciones.
  2. No hacer nunca un reproche sin primero hacer sentir a la persona que se la aprecia y se la quiere (…). Uno no quiere humillarla sino ayudarla a evolucionar y a actuar mejor en el futuro.
  3. Es bueno hacer ver a la persona que uno mismo comete errores; no se habla desde una posición de superioridad.
  4. Como actitud de fondo, hay que creer en la persona a quien se hace el reproche, ayudarla a evolucionar positivamente hacia una libertad mayor, a ser más coherente y verdadera, a descubrir sus capacidades pero también sus heridas y dificultades.


Jean Vanier, Cada persona es una historia sagrada