Las noticias que han ido apareciendo sobre corrupción no son fácilmente digeribles por nuestra sociedad; más bien nos están diciendo que hay algo que huele a podrido y que se está creando un ambiente irrespirable.
Es urgente que entre todos regeneremos la vida pública por el único camino válido para ello: la renovación de los valores éticos y morales. Y no es que vaya a optar por la vía fácil de acusar al Gobierno, sino a constatar el hecho de que es toda la sociedad, no sólo el Gobierno, la que necesita de una reestructuración moral.
Soy consciente de que a muchos no les gusta oír la voz de la Iglesia más que cuando defiende puntos de vista que les interesan. Pero la misión de la Iglesia es proclamar la verdad del Evangelio, caiga bien o mal.
HECHOS
Es cierto, y hemos de hacerlo notar, que se ha avanzado en el reconocimiento de algunos derechos y en el nivel material de vida, pero es tal el estado de degeneración a que estamos llegando, que a veces tenemos la sensación de estar en una barca que hace agua por todos lados.
Algunos hechos de corrupción tienen la particularidad de estar protagonizados por figuras de gran relieve, incluso político; y son de tal calibre, que no pocos empiezan a pensar que toda la clase política está corrompida, como si todos fuesen iguales, y se preguntan ¿en manos de quiénes estamos?
Me voy a referir a la corrupción más que a la situación moral en que se encuentra nuestra sociedad; proliferan grupos neonazis, marxistas y racistas; y todo ello, dentro de una sociedad afectada por la droga, el gamberrismo, la falta de moral, la irresponsabilidad, el consumismo y la búsqueda del dinero fácil. Lo cierto es que si sigue esta situación, uno no sabe adónde vamos a llegar.
Es lógico que aumente en nuestra sociedad la crispación y la tensión por el problema económico, por falta de transparencia en el Gobierno, por la corrupción y por ver un futuro incierto.
El Gobierno ha de ser el primero en dar ejemplo, siendo consciente de que ha de ir delante. Y al Gobierno se le están criticando muchas cosas y se le podría decir, como a la mujer del emperador, que no sólo debe ser honrada, sino parecerlo.
Respecto de cómo va nuestra sociedad, se dice que hay una corrupción a gran escala. No sé si habrá muchos o pocos corruptos en el partido del gobierno; lo cierto es que vemos cómo se están buscando los cargos que tienen un buen sueldo; se ve también que se buscan los cargos en función de una buena salida para cuando dejen de estar en la administración pública por jubilación; se ve que hay sueldos fabulosos que son claramente una falta de justicia social y más, porque hay muchos sueldos de hambre en la sociedad y es una vergüenza esa diferencia de sueldos. El gobierno debe ser modelo para que haya una correcta distribución de la riqueza nacional.
Habría que ver las gráficas de la distribución de las riquezas y el gobierno sería el primer responsable de corregir las grandes diferencias, aunque a nadie le guste que le rebajen el sueldo por muy elevado e injusto que sea.
Leo en el Mundo un artículo de Vicente Lozano en el que viene a decir que el gobierno y la oposición deberían impulsar cambios radicales para que no hubiesen tantas diferencias con otros trabajadores, ya que los políticos han sido nombrados a dedo, mientras que a otros les ha supuesto muchos años de estudio, esfuerzo y oposiciones para conseguir su puesto de trabajo. Y daba algunos datos que deben hacer pensar. Por ejemplo:
Se trabaja en el Congreso de Febrero a Junio y de Septiembre a Diciembre, es decir, dos meses de vacaciones al año, aparte de fines de semana y fiestas y pequeñas vacaciones durante el año.
Además, tienen a su disposición: Un iPhone, un iPad, Módem 3G, ADSL en casa pagado, Kilometraje y peajes pagados, 3.000 Euros anuales pata taxis si no tiene coche oficial asignado, viajes en tren y avión con tarifa preferente, Y un parlamentario que lo es durante 11 años tiene derecho al 100% de la pensión máxima, mientras que un trabajador necesita 35 años de cotización para cobrar lo mismo. Lógicamente, esto hay que cambiarlo. No hay derecho.
Otro de los problemas que habría que solucionar es el no dar por buenas las leyes que van contra la ley natural. Es una vergüenza que hayamos llegado a las situaciones en las que son legales muchos hechos delictivos que en el futuro van a dar vergüenza de que hayamos sido capaces de tolerarlos legalmente.
RAÍCES
Quiero empezar diciendo que los hechos de corrupción que pueden darse en cualquier hombre de cualquier grupo, no tienen tanta importancia como las raíces que los sustentan. Hay que ir a las raíces de la corrupción si queremos regenerar la vida social y política. Es donde hay que atajar el mal. Si en el fondo de un estanque hay un animal muerto, por mucho que se limpie la suciedad que va apareciendo en la superficie, no se volverá a tener un estanque limpio; hay que ir al fondo y extraer el animal muerto.
Si queremos una sociedad limpia, no nos podemos quedar en la superficie limitándonos a penalizar los hechos delictivos, por muy necesaria que sea la penalización, que lo es; tampoco está la solución en que nos gobiernen unos u otros. La solución está en la regeneración en nuestra sociedad, conscientes de la pérdida de los valores morales y éticos sin los que es impensable una convivencia basada en el respeto de todos, a todos los derechos de todos.
CRISIS DE VALORES
El hombre moderno es muy materialista; prescinde de Dios en lo individual y en lo social. Al erigirse como árbitro del bien y del mal y no admitir ningún ser superior a él, se encierra en sí mismo en actitud egoísta. Así es lógico que cada uno busque sus propios intereses en función de los cuales se justifica cualquier hecho por degradante que sea; en otras palabras: se están perdiendo los valores morales. Y recuperarlos es deber ineludible de todos, y deber de la autoridad, fomentarlos y tutelarlos.
Sobre este deber de autoridad pienso insistir en el próximo artículo.
José Gea