Esta mañana, en la Catedral de Astorga ha tenido lugar la solemne beatificación de Mª Pilar Gullón y dos compañeras, voluntarias enfermeras laicas de la Cruz Roja, asesinadas in odium fidei en Asturias, en 1936 durante la persecución religiosa. La ceremonia ha sido presidida por el Prefecto de la Congregación para las Causas de los Santos, el Cardenal Marcello Semeraro.
Este jueves, Astorga Redacción nos explicaba que los artistas Emmanuel (47) y Aarón Luna (19), padre e hijo respectivamente, son los responsables de interpretar en un lienzo de más de 2,5 metros, a las astorganas convertidas en beatas. La obra ha sido mostrada durante la misa y posteriormente permanecerá en la capilla de San Juan Bautista de la Catedral, donde se encuentran sepultadas las enfermeras.
Los Luna utilizaron una composición vertical, que facilita representar las figuras, de forma idealizada, de María Pilar Gullón Yturriaga, Olga Pérez Monteserín y Octavia Iglesias Blanco, envueltas en luz tenue y artificial que las realza y engrandece. "Se les ve perfectas, dignas, como queriendo transfigurarse mediante el sacrificio", aseguran los autores.
Los artistas representan a las mártires, claras protagonistas de la tela, vestidas con el uniforme de la Cruz Roja combinados con trazos gruesos "demostrando firmeza en su tarea" y cubiertas, dos de ellas, por una gruesa capa de color azul cobalto, haciendo un guiño a la academia de arte que dirige Enmanuel.
La paleta de los retratos de las tres enfermeras parece situar la escena en la década de 1930o, donde, a razón del contexto, los colores tenían tonos más sutiles, con formas sencillas, enmarcadas en unas líneas limpias. En sus expresiones se aprecian gestos que se corresponden con cualidades destacables de su oficio: la empatía, la fortaleza y la disposición al servicio.
En sus manos y en su expresión corporal, cargan con el motivo del martirio: la Biblia en manos del personaje central, como representación del dogma; la Palma que lleva la mayor de las tres, que representa la victoria del espíritu sobre lo terrenal y la carne, y por último la actitud de disposición a ayudar en la enfermera más joven situada a la izquierda, con los brazos a la espalda expandiendo el plexo, ofreciendo la pureza de corazón con la que sirvieron a los necesitados.
Al fondo, un paisaje que representa un amanecer otoñal en el valle de Somiedo, que enmarca el momento y lugar exactos del martirio. Ubicada a la derecha del paisaje se encuentra la Catedral, "en representación de la fortaleza de la fe católica y lugar de reposo de las siervas", indican los artistas.
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