Hubiese agradecido una mención a Dios de Felipe VI, porque un rey que se hubiese puesto en manos del Rey de reyes, habría sido para mí un gesto de humildad.
Pero, para ser sinceros, prefiero que no lo haya hecho. La fe católica es una vivencia personal, por ser de la persona y por ser el seguimiento de una Persona viva. No es un conglomerado de ideas, ni una simple tradición.
La expresión externa y social de la fe es la religión: la relación (re-ligare) pública con la Persona de Cristo, Dios y hombre verdaderos. Y si corona y religión han estado unidas por causas profundas, habrá sido en el pasado, pero no hoy, como es evidente. Antes habría reyes con fe. Hoy no. Antes tendría sentido la relación corona-religión. Hoy no. Cualquier mención a la fe, durante la "coronación" de ayer, sólo habría estado avalada por la tradición histórica, social, cultural. Y eso no aporta nada a la fe católica. La monarquía sí se basa en la tradición social, no la fe. El problema de renunciar a esa tradición civil, por tanto, no es un problema para la Iglesia, sino para el que lleva la corona sobre la cabeza, si es que quiere mantenerla durante años...
José Antonio Méndez