Artículo publicado hoy en el Diario Ideal, edición de Jaén, página 27
La copla popular dice que “tantas cartas recibía que se casó con el cartero”. Ahora ya el cartero no llamará dos veces, porque según declaraciones publicadas en nuestro diario: «Ocho de cada diez poblaciones de Jaén solo recibe ya correo una vez en semana». El correo electrónico, la mensajería por el móvil, las empresas privadas de paquetería, la trapacería administrativa en la empresa pública de Correos…ha llevado a la actual situación de deterioro laboral y social.
Sumamos esta situación a la pérdida poblacional lenta pero inexorable, sobre todo en el medio rural, donde la natalidad es bajísima, la mortandad es tardísima, pero la emigración es imparable buscando el trabajo donde sea, siempre que esté calificado como honrado.
La Iglesia Católica en sus servicios pastorales nota cómo pequeños núcleos urbanos, antes con vecinos suficientes, hoy están despoblados. Existen diócesis en las zonas más castigadas por la escasez de feligreses, por ejemplo, en Castilla y León, en Aragón, en Castilla y la Mancha, donde un solo sacerdote tiene en sus manos doce o catorce parroquias rurales diseminadas en un entorno de cuarenta o cincuenta kilómetros, sumando un total de doscientos creyentes, cuyas edades basculan entre los sesenta y los cien años.
¿Qué hacen estos pastores con sus ovejas para el cumplimiento de la Misa dominical?. El ingenio pastoral va desde ir a ciertos núcleos una vez al mes, pasando por la presencia de una persona que preside una celebración de la Palabra y reparte el Cuerpo de Cristo, siguiendo por llenar el coche privado de fieles de ida y vuelta a un núcleo mayor, hasta utilizar la tecnología informática de emitir desde un lugar más poblado la Misa mediante los diversos modelos, que ofrece el mercado de la comunicación en una pantalla instalada al efecto en las otras aldeas.
Los resultados pastorales de estos métodos solamente los podrá evaluar el propio fiel cristiano y el sacerdote, cuando se reúne con los colegas del arciprestazgo, en esa vertiente absolutamente necesaria de la comunicación de los compañeros que comparten los mismos objetivos y medios de actuación pastoral en una sociedad que muere por falta de niños.
Si correos decae en su servicio, no menos le ocurre a la medicina, a la enseñanza y al comercio. El proceso de la pobreza del campo en favor de las grandes ciudades comenzó a mediados del siglo pasado en España, cuando las pequeñas poblaciones fueron quedando solas motivadas por la emigración a las zonas ricas e industrializadas. Ninguna administración nacional ha elaborado ningún plan para cortar la sangría poblacional. Ni tampoco de ayuda al aumento del número de hijos dentro de la vida familiar. La tierra andaluza no es una isla. Ya tenemos el problema dentro de nuestra tierra, que se ha intentado aplacar con la presencia de industrias agrarias y alimentarias en las propias comarcas apoyadas en el aceite, en el pistacho, en el espárrago…que han dado un resultado posiblemente mejorable, pero aparentemente pobre, pues la provincia de Jaén, por ejemplo, pierde habitantes en cada etapa de la ejecución del censo vecinal, algo que nos conduce a una preocupación difícil de solventar de modo rápido y eficaz, porque faltaría un plan global. La Iglesia Católica aportaría su grano de arena y colaboración a paliar la pérdida poblacional. Los servicios de Cáritas están preparados.
Tomás de la Torre Lendínez
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