En 1923 Santa Maravillas de Jesús tomó la decisión de fundar un convento de Carmelitas en el Cerro de los Ángeles de Getafe, junto al monumento levantado en el centro geográfico de España. El obispo de Madrid-Alcalá, monseñor Leopoldo Eijo y Garay, acogió y se entusiasmó con la idea y en 1924 la Hermana Maravillas y otras tres monjas carmelitas de El Escorial se instalaron provisionalmente en una casa de Getafe para atender desde allí la edificación del convento.
El 30 de mayo de 1924 hizo su profesión solemne, y en junio de 1926 fue nombrada priora de la comunidad del Monasterio del Sagrado Corazón y Nuestra Señora de los Ángeles, que fue inaugurado el 31 de octubre de 1926.
Durante la persecución religiosa en España a partir de 1931 pasaba todas las noches muchas horas orando desde su Carmelo, contemplando el monumento al Sagrado Corazón, y solicitó y obtuvo permiso del papa Pío XI para salir con su comunidad, exponiendo sus vidas, si llegara el momento de defender la sagrada imagen, en caso de ser profanada.
Así lo pinta una carmelita del Cerro en Vida Gráfica de la Madre Maravillas, una vida ilustrada que se publicó en fascículos.
El alcalde de Getafe, un anarquista al que llamaban El Ruso y que había estado varios años exiliado en Francia, solía acudir al Cerro, y le gustaba hablar en francés con la Madre Maravillas, a quien respetaba y a quien protegió el 1 de mayo de 1936, cuando un grupo de hombres pretendía saltar las tapias del Carmelo.
Si cinco años duró la tranquilidad en el Cerro, desde la fundación hasta la llegada de la II República, otros tantos duró la inestabilidad y los peligros hasta que tuvieron que abandonarlo definitivamente.