El título del artículo parece sacado de una película de terror cuyo único objetivo consistiera en acumular en pocas palabras tanto morbo como fuera posible para conseguir llenar las salas de cine del mundo entero. Pero lamentablemente no se trata de una película, sino de esa tozuda realidad siempre enzarzada con la imaginativa ficción en mostrarse aún más imaginativa que ella. Y eso que la necesaria limitación de un titular me ha impedido incluir en él todos los aditamentos del caso en cuestión que ahora van a conocer Vds..
Lo denuncia la Internacional de la Amnistía, Amnesty International en inglés, y yo lo recojo de ese excelente medio especializado en la persecución religiosa en el mundo que es persecution.org. Dentro de lo que representa el gravísimo problema de la persecución de cristianos en el mundo, el que me dispongo a contarles reviste todos los agravantes de lo que los cristianos han de soportar en algunos lugares del mundo por el solo hecho de serlo.
La joven sudanesa, Meriam Yahia (María Juana) Ibrahim, de 27 años de edad, detenida junto con su hijo de 20 meses de edad, y embarazada de nueve meses, ha sido considerada por el Tribunal de Orden Público de su país reo de adulterio y apostasía, condenados en Sudán a cien latigazos (art. 146 del Código Penal sudanés), y a muerte (art. 126 del mismo código) respectivamente.
A María Juana se le ha dado un plazo de tres días para revertir la apostasía, con lo que podría serle condonada la pena de muerte (no así los cien latigazos del adulterio, que a la larga, parecen equivaler a una sádica manera de administrar la pena de muerte).
La denuncia, -que para redondear lo esperpéntico del caso no fue presentada por la policía o por el fiscal, no, sino por el mismísimo hermano de María Juana y fue atestiguada en el juicio por varios otros miembros de su familia-, la acusa de vivir ilegítimamente con su marido cristiano. Y eso que la pareja, que tiene un hijo y espera el segundo... ¡¡¡se casó por la iglesia en 2012!!! ¿Cómo se llega a este estado de cosas?
El problema es que la sentencia, emitida el pasado 11 de mayo, ha declarado ilegal el enlace, -a pesar de que la ley sudanesa recoge la posibilidad de casarse por la iglesia-, a causa de la fe islámica originaria de María Juana, y al hacerlo así, declara que la relación que le une con su marido es tipificable como de adulterio, aunque medie un matrimonio, pues el matrimonio entre cristiano y musulmana ha de reputarse nulo.
Amén de ello, la sentencia considera probado que María Juana ha cometido apostasía, delito que comete todo musulmán (no los fieles de otras religiones) que renuncia a su fe y que es el que le va a costar la vida colgada de una horca, si es que antes no se la ha quitado ya el flagelo. Aunque provee de un plazo de tres días para revertirla, y hasta permite la participación de dos “ONG”, una de ellas la Munazzamat al-Da’wa al-Islamiia vinculada al movimiento de los Hermanos Musulmanes, para “asesorar” a María Juana en su proceso de arrepentimiento y retorno al islam.
La sentencia es tan esperpéntica que si María Juana ha cometido apostasía, entonces no habría cometido adulterio, pues su matrimonio debería ser considerado válido por no ser entre un cristiano y una musulmana, sino entre dos cristianos. Nimiedades de leguleyo sin importancia alguna en las que, naturalmente, no repara un tribunal preocupado de cosas mucho más importantes que la burda y grosera aplicación del derecho, faltaría más.
El marido de María Juana también ha sido juzgado de apostasía, aunque en su caso, el tribunal ha considerado suficientemente probada su condición de cristiano originario.
Amnesty International, a quien debe reconocerse su diligencia en hacerse eco del caso, urge a dirigirse al Gobierno sudanés exigiéndole la inmediata suspensión de esta condena en las siguientes direcciones de correo electrónico:
Ministerio de Justicia: moj@moj.gov.sd
Ministerio de Asuntos Exteriores: ministry@mfa.gov.sd
Ministerio del Interior: mut@isoc.sd
Ultima hora: Puede Vd. conocer más detalles sobre el tema pinchando aquí.
Que hagan mucho bien y que no reciban menos.
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