La fragilidad humana vista por un psiquiatra.


Aquilino Polaino (médico psiquiatra, catedrático de psicopatología, licenciado en psicología y filosofía y activo observador de la realidad social) se acaba de jubilar y con esa ocasión ha concedido una larga entrevista al periodista Álvaro Sánchez de León en la que repasa su vida profesional y lo que ha aprendido en ella sobre el ser humano. Esa conversación se publica en forma de libro en Todos somos frágiles (también los psiquiatras). Una conversación sobre salud mental (Ed. Encuentro, 2024, 106 págs).
Aquilino no es un médico más: estudioso con amplio espectro de intereses intelectuales (más de 70 libros y centenares de artículos publicados), consulta de psiquiatría abierta durante décadas con miles de pacientes atendidos, siempre profesor universitario volcado en formar a las nuevas generaciones y participe activo en algunos de los grandes debates públicos de interés humano habidos en la sociedad española en los que se ha sentido llamado a aportar sus conocimientos científicos y experiencia profesional.

En definitiva, además de profesional de la psiquiatría, Aquilino es lo que desde el siglo XIV se ha llamado un humanista; es decir, un maestro de lo humano.
He tenido la suerte de que nuestras vidas se cruzasen varias veces por intereses y causas compartidas y he aprendido mucho de él a través de sus obras que para mí siempre han sido inspiradoras de criterio serio y digno de ser meditado. Además, dada la cercanía de su consulta y mi domicilio, he tenido la oportunidad de cruzarme con él muchas mañanas por las calles de Madrid y de compartir su saludo y sonrisa e -incluso- su siempre lúcida conversación.

En Todos somos frágiles (también los psiquiatras). Una conversación sobre salud mental, el profesor Polaino -a inteligentes preguntas de Sánchez de León- desgrana su sabiduría acumulada sobre el hombre, la salud mental, la depresión, la soledad, la sexualidad, el alcoholismo, las drogas, la enfermedad, la religión, la familia... y mil y un temas más, tratados, no en abstracto y teóricamente, sino con referencia expresa a la sociedad actual a partir de la experiencia clínica del doctor Polaino que es tan rica como variados fueron sus pacientes y polifacéticos sus intereses intelectuales.

Además, a lo largo de la entrevista se entreveran datos sobre la vida y la experiencia profesional de Polaino ayudando al lector a conocer mejor su alma. Todo en este libro es muy cercano, biográfico, personal, ajeno a especulaciones genéricas. Por eso, es obra fácil de leer casi de un tirón; pero recomiendo leerla con calma meditativa pues las palabras del doctor Polaino no dan puntada sin hilo: hay en ellas, tras su aparente sencillez y transparencia, mucha sabiduría práctica que puede ayudar al lector de hoy -coetáneo de Polaino- a iluminar situaciones reales de la vida personal y familiar de todos.

Uno podría pensar que alguien que ha dedicado su vida a tratar el dolor y la enfermedad, que ha padecido una larga enfermedad (diabetes) y estado al borde de la muerte tras un accidente de coche, podría llegar a la jubilación tránsito de pesimismo. No es el caso de Polaino que reafirma una vez y otra una visión muy positiva del ser humano y se reafirma en esa revolución de la esperanza de que ha hablado muchas veces (cfr. pág 92) reivindicando el dolor como el lugar donde mejor nos conocemos y donde mejores somos (cfr. pág 98).

Su talante vital lo expresa muy bien al contestar a las dos ultimas preguntas de su entrevistador: interrogado sobre qué le importa de verdad, contesta que “encontrar a Dios por dentro y encontrarle de verdad, sin teologías intermediarias, ni paparazzi, ni racionalismos, ni puñetas. Me refiero a un encuentro integral entre Él y yo hasta el punto de tocarnos en la existencia”. Y preguntado sobre qué no le importa nada, contesta: “El juicio ajeno, porque es ajeno a mi conciencia. No me interesa nada lo que digan de mi cuando me muera”.

Este es el profesor Polaino que se nos muestra en este libro: alguien que ha dedicado su vida a servir a los demás con su profesión de médico psiquiatra, atento solo a los dictados de su conciencia e inspirado profundamente por su fe en Dios y, por tanto, en el ser humano.

Benigno Blanco