Siguen las vueltas de tuerca contra la vida por parte del Gobierno de Sánchez-Iglesias al querer tramitar con prisas la ley de la eutanasia. Sin demanda social y con el rechazo de los expertos.
¿Es tan urgente impulsar una la ley sobre la eutanasia? No. ¿Corresponde ese impulso desenfrenado a una demanda social? No. ¿Entonces por qué el Gobierno de la Nación se empeña en imponer unas leyes para descartar a los ancianos y terminales, y nefastas para la convivencia social?
1. El presidente actual del Colegio de Médicos de Madrid resume el despropósito pues considera que «la ley de eutanasia destruirá la relación médico-paciente» y que la mayoría de los médicos rechaza ese proyecto contra la vida. Añade además que lo importante es impulsar la ley de cuidados paliativos, pues preocupa que los servicios actuales en esa área están muy por debajo de la mayoría de países de nuestro entorno.
2. El Comité de Bioética de España ha rechazado, por unanimidad y sin votos particulares, los fundamentos de la ley de eutanasia y el suicidio asistido que se tramita en el Congreso de los Diputados. La ley propuesta no es válida desde un punto de vista ético e inventa un derecho inexistente: considera la muerte como un derecho incorporable al catálogo de prestaciones de la Sanidad pública.
Añaden que ni la eutanasia ni el auxilio al suicidio son signos de progreso, sino un retroceso de la civilización. Legalizar la eutanasia o el suicidio asistido supone iniciar un camino devastador de la protección de la vida humana.
Desde una perspectiva ética, exigen que los cuidados paliativos y el apoyo sociosanitario sean accesibles y universales. «Ese sería el camino a emprender de manera inmediata y no la de proclamar un derecho a acabar con la propia vida a través de una prestación pública».
3. La plataforma civil «Los 7000», integrada por médicos, juristas, intelectuales, y empresarios, avisan al Gobierno de que la sociedad demanda un final de la vida digno y no la eutanasia, y piden detener la tramitación de la ley de eutanasia. Esperemos que otros personajes, como influencers, actrices y actores, apuesten públicamente por la vida, señal de que pueden defender algo más que su fama y sus intereses particulares.
4. Esa ley que se tramita actualmente en el Congreso ha sido muy contestada públicamente por el fondo y por la forma, ya que al presentarse como proposición de ley no será obligatorio contar con la opinión del Consejo de Estado o del Comité de Ética. Además contempla puntos muy polémicos como la de considerar los fallecimientos por eutanasia como muerte natural. Se puede considerar por tanto como un fraude de ley. Además se puede aplicar lo que han señalado los expertos de verdad para la gestión de la pandemia Covid espetando al Gobierno que sí manda pero que no sabe: ni medicina humanizada, ni estética o buenas maneras, ni ética, que en lenguaje común se llama decencia.
5. La Iglesia vuelve a defender la vida y nos pide a los católicos y personas de buena voluntad estar más activos para frenar ese proyecto de Ley, además de crear opinión pública favorable a la vida, explicarse con argumentos y caridad. Es el marco del nuevo documento del Vaticano, Samaritanus bonus, del pasado mes de septiembre. Algunas ideas destacables y fácilmente entendibles:
«El valor inviolable de la vida es una verdad básica de la ley moral natural y un fundamento esencial del ordenamiento jurídico». «La eutanasia es un crimen contra la vida. Incurable no significa ‘in-cuidable’ (curar – cuidar).
La verdadera compasión humana «no consiste en provocar la muerte, sino en acoger al enfermo, en sostenerlo, ofreciéndole afecto y medios para aliviar su sufrimiento».
«Aquellos que aprueban leyes sobre la eutanasia y el suicidio asistido se hacen, por lo tanto, cómplices del grave pecado» y son «culpables de escándalo porque tales leyes contribuyen a deformar la conciencia, también la de los fieles».
«No existe un derecho a disponer arbitrariamente de la propia vida, por lo que ningún agente sanitario puede erigirse en tutor ejecutivo de un derecho inexistente
(Estas leyes) «establecen una grave y precisa obligación de oponerse a ellas mediante la objeción de conciencia".
Finalmente, de imponer esa ley de la eutanasia pasará como en la ley del aborto cuando se manipularon los sentimientos de la gente, presentando algún caso extremo como llave para abrir la puerta al supuesto «derecho al aborto», que se lleva cada año a más de cien mil criaturas en España.
¿Cómo es posible que en medio de la pandemia del Covid la urgencia de este Gobierno se dedique a la ingeniería social inhumana, mientras desatiende su obligación principal que es la salud de los españoles, y maniobra para descargar en las Autonomías su pésima gestión?