"Entrad por la puerta estrecha, porque ancha es la puerta y espacioso el camino que lleva a la perdición, y muchos son los que entran por ella. ¡Qué angosta es la puerta y qué estrecho es el camino que lleva a la vida, y pocos son los que atinan con ella!" (Mt 7, 13-14)
La vida del católico actual no es nada sencilla. Por una parte, el marketing social nos ofrece "maravillosas" sendas líquidas. Sendas que se adaptan a lo que cada uno desea según el momento y contexto. Pero, cuando uno lee la letra pequeña de la oferta que nos hacen, se encuentra que la libertad es aparente. La libertad se define como el sometimiento a lo políticamente correcto de cada momento social. Por otra parte, tenemos cientos tendencias religiosas que nos ofrecen caminos particularizados. Cuando se lee la letra pequeña de estas tendencias, nos damos cuenta que conllevan someterse a un líder determinado. Estas dos partes son los límites del Camino estrecho que Cristo nos señala. Camino que es Él mismo. Recordemos que nos indicó: "Jesús le dijo: Yo soy el Camino, y la Verdad, y la Vida; nadie viene al Padre, sino por Mí". (Jn 14, 6)
Cristo nos habla de una puerta angosta por la que debemos pasar. Recordemos lo que nos dice San Juan:
"Yo soy la Puerta; el que por mí entrare, será salvo; y entrará, y saldrá, y hallará pastos. El ladrón no viene sino para hurtar y matar y destruir; yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia". (Jn 10,9-11).
Cristo es la Puerta, pero no una puerta ancha que permite que cualquier cosa o persona pueda pasar. Es una puerta que es rechazada por cada vez más personas, como señaló San Mateo respecto a la Piedra Angular:
"Jesús les dijo: ¿Nunca leísteis en las Escrituras: La piedra que desecharon los edificadores, Ha venido a ser la Piedra Angular. El Señor ha hecho esto, Y es cosa maravillosa a nuestros ojos? Por tanto os digo, que el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él." (Mc 12, 10-11)
Cristo es Camino, Puerta y Piedra Angular. Los tres son rechazados por la sociedad en la que vivimos. ¿Por qué? Porque no son útiles para los intereses humanos. Intereses que se tienen el objetivo de extraviarnos del Camino hacia Dios. San Agustín nos señala que tenemos que tener mucho cuidado:
Había exhortado el Señor antes a tener un corazón sencillo y limpio, en el que se busca a Dios, pero como esto es propio de pocos, ya empieza a hablar de buscar la sabiduría para cuya investigación y contemplación ha pasado la vista por todos los preceptos que anteceden, con lo que ya puede verse la áspera Vía y la Puerta estrecha. Por esto añade: "Entrad por la Puerta estrecha". (San Agustín, de sermone Domini, 2, 23)
Más de uno puede pensar que hablar del infierno, el diablo y de las condiciones de salvación, está pasado de moda. Es verdad, están pasados de moda. Ya casi nadie habla de esto. Incluso dentro de la Iglesia son temas tabú y rechazados. ¿Por qué? Porque evidencian que no todo vale y que "ser buena gente" está bien, pero Cristo quiere algo más de nosotros. ¿Qué es lo que quiere Cristo? Lo podemos leer en (Mt 21, 42-43) : "... el Reino de Dios será quitado de vosotros, y será dado a gente que produzca los frutos de él". ¡Dar frutos del Reino de Dios! Frutos que otras personas puedan tomar para entender y emprender la senda que Cristo nos señala:
"Entonces Jesús dijo a sus discípulos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo, y tome su cruz, y sígame." (Mt 16, 24)
Pero hoy en día todo esto conlleva estar contra la sociedad que nos rodea y requiere mucha esperanza y paciencia. Tenemos que saber que los desprecios e indiferencias evidencian que andamos tras las pisadas del Señor.
"Bienaventurados seréis cuando os injurien, y os persigan y digan con mentira toda clase de mal contra vosotros por mi causa. Alegraos y regocijaos, porque vuestra recompensa será grande en los cielos." (Mt 5, 11)
"Si el mundo os odia, sabéis que me ha odiado a mí antes que a vosotros. Si fuerais del mundo, el mundo amaría lo suyo; pero como no sois del mundo, sino que yo os escogí de entre el mundo, por eso el mundo os odia." (Jn 15, 18-19)
Por eso es tan importante seguir las pisadas del Señor, aunque esto conlleve desprecios humanos, sociales e institucionales. Esta es la puerta estrecha que tanto cuesta pasar. Ser católico hoy en día no es nada fácil. Debemos orar para que el Espíritu Santo nos ayude a seguir adelante con Fe, Esperanza y Caridad.