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Llevan cerradas años, incluso décadas. Algunas de ellas están desacralizadas porque fueron desamortizadas o porque formaron parte de algún acuerdo de cesión entre la Iglesia y las admnistraciones. Son los templos dejados de la mano de Dios. Tras la reapertura de Santa Catalina el pasado domingo 25 de noviembre, tras un vía crucis de catorce años, siguen existiendo otros lugares que se han convertido en monumentos a la desidia.
Son las iglesias de Santa Clara, Madre de Dios, San Laureano, San Lázaro y San Hermenegildo, y los monasterios de San Agustín y San Isidoro del Campo, este último en Santiponce. Siete pecados capitales de Sevilla, aunque algunos están ya en vías de absolución.
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