Dentro de toda sociedad secularizada hay uno o varios grupos que atacan sistemáticamente a la Iglesia Católica, especialmente, cuando hay una fecha importante como Navidad o Semana Santa; sin embargo, ¿qué pasaría con el mundo si se les hiciera que desapareciera al menos por unos cuantos años? Demos un vistazo:

Cierre institucional masivo:

La Iglesia atiende a nivel mundial 500 leproserías, 5000 hospitales, 10,000 orfanatos, y 200,000 colegios[1]. A esto hay que agregarle todos los campamentos, voluntarios y fundaciones de carácter humanitario que se instalan de manera temporal ante catástrofes naturales y conflictos bélicos. ¿Qué harían los gobiernos con los millones de alumnos que son educados por instituciones católicas?

Familias y enfermos sin consuelo:

Si bien es cierto que la fe no nada más sirve para cuando uno se encuentra sufriendo, no es menos cierto que al momento de la muerte contar con la asistencia de un sacerdote suaviza la carga de la prueba. Pues bien, sin Iglesia, no hay sacerdocio. ¿Quién podría dar una fortaleza comparable a la que brindan los sacramentos? Aún cuando se promulgaran leyes que los garantizaran, ¿cómo los impartirían válidamente?

La defensa de la vida sin voz:

Al desaparecer el Vaticano, ¿qué Estado abogaría con tanta firmeza y sana obstinación por los no-nacidos? La cultura del descarte dejaría de contar con la eficaz oposición que le ofrece la figura canónica, espiritual y diplomática del Papa. La Iglesia es un contrapeso necesario para que no se apague la conciencia de la humanidad. Sin ella, sería muy fácil caminar hacia la autodestrucción por falta de voces y argumentos críticos basados en la fe y en la razón.

Preguntas sin respuestas:

El ser humano tiene preguntas existenciales que solamente pueden ser atendidas por la dimensión trascendente del evangelio, pero sin hombres y mujeres que lo enseñen, tales cuestiones se quedarían en el tintero, en la ambigüedad. La ciencia nos explica cómo se creó el mundo, pero la fe es la que se ocupa de darnos a conocer a quien es su causa primera: Dios. La búsqueda de la verdad, sostenida y ampliada por el cristianismo, ha sido capaz de responder a las dimensiones más profundas de la persona humana. Sin la Iglesia, muchas de las obras de arte que hoy admiramos en las principales galerías del mundo no existirían.

Conclusión:

La Iglesia Católica, fundada por Cristo, además de ofrecernos la salvación, ha contribuido con las sociedades de cada época en la construcción de la realidad temporal, dando vida a nuevos avances y descubrimientos. Quienes tanto la atacan, deberían de plantearse qué aspectos positivos -e insustituibles- les ha aportado independientemente de que crean o no en Jesús.


[1] Anuario Estadístico de la Iglesia Católica, actualizado al 31 de diciembre de 2011.