Todos tenemos motivos...., más que de sobra y suficientes, para darte gracias por los beneficios recibidos desde el día de nuestro nacimiento. El primer beneficio de todos, aparte del hecho de haber nacido, me atrevería decir, que para el que sea lector de estas líneas, es el haber recibido el bautismo, porque no creo que ningún no bautizado, posiblemente llegue a leer esta glosa, y si desea bautizarse, en sus manos está. El bautismo que hemos recibido, nos ha hecho hijos tuyos y herederos de Tu gloria, pero no pareciéndote suficiente esta maravilla, has hecho de nuestro cuerpo material Tu residencia, Tu templo. Un templo vivo tuyo que es mi propio cuerpo.
Dentro de su inmensa e ilimitada sabiduría, porque en Ti nada tiene límites todo es ilimitado, has dispuesto que cada uno de nosotros lleguemos a este mundo en condiciones diferentes. Son muchos los que ven esto y piensan que es una injusticia, que unos nazcan de padres rico y otro de padres pobres, porque unos van a tener más oportunidades de en esta vida que los otros. ¡Terrible equivocación! Que desgraciadamente es harto frecuente.
El que así piensa se equivoca, él pertenece a la mayoría de las personas, que aún no han comprendido ni entienden para que han venido a este mundo, son personas carentes de dimensión espiritual alguna, todo lo ven y lo juzgan con la materialidad de los ojos de su cara, para ellos su dios no eres tú, es otro de metal de color amarillo o de papel, llamado el dios dinero.
Porque, ¡vamos a ver! ¿Qué es lo que cada uno de nosotros desea? Acaso no es, el ser feliz, durante el tiempo que estemos aquí y desde luego más adelante serlo eternamente. Indudablemente Dios cuando creó y sigue creando almas humanas, a todas ellas, las marca con una serie de improntas, que al hombre le condicionan su vida futura en este mundo terrenal. Y una de ellas, es el anhelo de felicidad, una felicidad desconocida e insatisfecha que todo hombre, durante cada momento que tiene su vida terrenal. Pero este felicidad que el hombre y la mujer anhelan no es una felicidad material, que se pueda comprar o vender con dinero. Se trata de una felicidad espiritual, muy superior a la material que podamos llegar a alcanzar en este mundo. Y ello por dos esenciales razones:
La primera porque se trata de una felicidad espiritual y el orden del espíritu al que pertenece nuestra alma es superior al dela materia, ya que el primero, es el orden de Dios que es un espíritu puro y fue el creador del orden de la materia. Al ser superior el orden espiritual, sus goces y sus sufrimientos son en él, muy superiores a los goces y sufrimientos que nos proporciona el orden material en el que actualmente todos estamos sumidos, unos más y otros menos, en la medida de que sea mayor o menor el desarrollo de nuestra vida espiritual.
La segunda razón la tenemos, en que para que una felicidad sea perfecta, ha de ser siempre eterna. Nadie puede disfrutar plenamente de una felicidad eterna en esta vida, porque sabe que la que pueda tener que tarde o temprano le desaparecerá. Nadie puede tener en esta vida terrenal la absoluta seguridad que su felicidad le dure, no ya eternamente, pero es que ni siquiera todo lo que le dure esta de vida. La felicidad que podemos encontrar en este mundo es siempre efímera y por ende ella es imperfecta, pues al ser efímera, nos creará siempre la zozobra de que, ¿cuánto tiempo nos dudará? Nadie puede afirmar, cuando llegue a su vejez, que absolutamente nunca ha tenido un disgusto y su felicidad ha sido siempre constante.
Cierto es que aquellas personas, que alcancen aquí abajo, un extraordinario grado de desarrollo en su vida espiritual, pueden llegar a alcanzar una pre-degustación de lo que es la eterna felicidad sobrenatural, que nos espera y estas personas aunque no les gusta hablar de sus intimidades con el Señor, algo se les escapa y lo captan los que viven a su alrededor. Y no les gusta hablar, porque están locamente enamoradas del Señor, porque el amor cuando es recíproco debe de ser íntimo, porque la reciprocidad, exige intimidad.
Pues bien, este ansia de tratar de encontrar en este mundo la felicidad, que solo en el tuyo está eternamente asegurada, determina que sean muchos los que no tomen conciencia de la razón, por la que han venido a este mundo, de que si están bautizados son hijos tuyos y que Tú, como padre sufres con las conductas de tus hijos, de cuyas almas tuviste que marcharte, porque ellos la impregnaron de ofensas y pecados contra Ti. Pero con los años también son muchos los que poco a poco se van cayendo del guindo y en sus propias carnes, sufren las conductas de sus propios hijos, tal como Tú, que eres mi Dios y mi amor, sufres de nosotros, cuando en la juventud le rendimos pleitesía al dios dinero, y no olvidábamos de Ti.
Pero eres tan maravilloso y tu misericordia es tan amplia, que siempre tienes abiertas las puertas de tu corazón para perdonar a que arrepentido retorna a Ti. A nadie le guardas rencor, lo tuyo solo es perdonar y amar La palabras venganza y rencor no existe en tu diccionario ¿Qué sería de nosotros si no hubieses instituido el sacramente de la penitencia?, por medio de él alcanzamos de ti el perdón, tanto de nuestros pecados veniales como de los capitales y no es este sacramento la única forma de obtener tu perdón, porque también, con el sacramento del bautismo, se borran para siempre todos los pecados capitales y veniales, es decir, se borra también el reato de culpa, que resta en nuestra alma, cuando se confiesa y que ha de purificar en el Purgatorio.
Todos nosotros, más o menos, con distinto grado de intensidad en algún momento de nuestras vidas te hemos ofendido. San Juan escribe: “Si decimos: “No tenemos pecado”, nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia” (1 Jn 1, 8-9). El maligno nos ha tentado más de una vez y nos sigue tentando continuamente. El nunca se da por vencido, si llega a fracasar alguna vez, siempre vuelve a la carga cambiando de táctica; es lo suficientemente inteligente para no intentar un nuevo ataque por el mismo camino, pues sabe que nos da una nueva oportunidad de rechazarlo otra vez y así aumentar nuestra capacidad de poderlo rechazar.
Pero esta capacidad nuestra de nada nos serviría, si no estuviese basada en el amor a Ti. Solo la oración y los sacramentos, son esos regalos que con tu generosidad nos han sido concedidos, para poder vivir en tu gracia y amistad.
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con esaños te tema.
- Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940
- Libro. RELACIONARSE CON DIOS.- www.readontime.com/isbn=v
- Libro. SANTIDAD EN EL PONTIFICADO.- www.readontime.com/isbn=9788461266357
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- 210l.- Imposible, no amar a Dios 26-07-10
- 211x.- Verdaderamente, ¿yo amo a Dios? 28-07-10
- 235m.- ¿Es puro nuestro amor? 14-09-10
- 250j.- Sin amor es imposible 14-10-10
- 288x.- Todo lo puede, el que ama al Señor 29-12-10
- 436v.- Ensanchad el corazón 21-10-11
- 469l.- ¿Qué es amar? 26-12-11
- 630l.- Amar más intensamente 12-01-12
- 663j.- Amor, nuestras capacidades y limitaciones 17-01-13
- 837l,- Amar al Amor 30-12-13
- 833d.- Motivos para amarte, Señor 22-12-13
- 840d.- Amar todo lo que nos pasa 05-01-14
- 279s.- ¿Qué hacer para amarte, Señor? 11-12-10
- 283d.- Querer tener deseos de amarte, Señor 19-12-10
- 479d.- Señor, ¿qué más puedo hacer yo por Tí? 15-01-12
- 483l.- Nuestros deseos de amar a Dios 23-01-12
- 611v.- ¿Amo yo al Señor de verdad? 05-10-12
- 687m.- ¿Quién ama más? 05-02-13
- 671s.- Poseídos por el amor del Señor 02-02-13
- 637l.- Pensar en Ti, Señor 26-11-12
- 747x.- Fuerza del amor 03-07-13
- 438m.- Generosidad en el amor 25-10-11
- 460j.- Generosidad en el amor al Señor 08-12-11
- 767l.- Gozo de sentirse amado sobrenaturalmente 12-08-13
- 703s.- ¿A dónde iremos? 06-04-13
- 829s.- # Sigo pensando en Ti, Señor 14-12-13
- 843s.- Seguir al Señor 11-01-14
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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