La raíz de la falta de fe en países como Alemania no está en la doctrina o en la disciplina actual de la Iglesia, sino en la energía que se pierde planteando, una y otra vez, temas que ya han sido superados y que se circunscriben a la década de los sesenta. Por ejemplo, pedir el fin del celibato sacerdotal, querer cambiar la moral cristiana, la naturaleza de los sacramentos, el pretender que pese más una conferencia episcopal que la propia Congregación para la Doctrina de la Fe y un sinfín de puntos que, en su momento, fueron aclarados (e impecablemente argumentados) por parte del Papa Pablo VI y sucesores.
Es cierto que, como Iglesia, nos toca discutir temas y esforzarnos por alcanzar un marco de renovación que responda a los retos actuales a la luz del legado que nos ha dejado el Concilio Vaticano II, pero no debe confundirse con una agenda ideológica que, además de dividir, forma parte de un “progresismo” que se encuentra en vías de extinción, pues si uno pregunta a los jóvenes que ya han tenido una experiencia de encuentro con Jesús, podremos notar que su enfoque está en promover espacios de fe y compromiso social y no en un modelo de Iglesia basado en una mentalidad que, como bien dice el Papa Francisco, termina siendo una ONG; es decir, llena de actividades vacías, en modo buenista, sin incidencia ni significado y, por ende, carente de vocaciones al faltar la espiritualidad.
La clave está en ocuparnos de lo que verdaderamente nos toca; es decir, de la evangelización. Hay que esforzarnos en que el mensaje de Jesús llegue de forma eficaz, con profundidad y frescura, empezando por nuestra propia vida. En vez de desgastarnos en temas que lo único que han hecho es alejar a muchos católicos, mejor ocuparnos en dar a conocer el Evangelio en su integridad, conectándolo con las diferentes áreas de la vida. La ideología atrae ideólogos, mientras que la fe, vivida, estudiada y asimilada, motiva el surgimiento de nuevas vocaciones. El mundo necesita que la Iglesia sea simplemente la Iglesia y no un “copy paste” de otra entidad. Por eso, “zapatero, a tus zapatos”. En otras palabras, que nuestra prioridad sea la evangelización.
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Les propongo dos libros electrónicos que he escrito y que pueden ser de su interés.
"El proceso de Dios", es un pequeño libro que reflexiona sobre puntos importantes de la fe desde una perspectiva teológica y filosófica. Es concreto y, al mismo tiempo, profundo, capaz de responder las preguntas propias de aquellos que se cuestionan en su relación con Dios.
¿Cómo abordar la emergencia educativa? ¿Cuál es el futuro de los colegios católicos? ¿Qué cambios tienen que darse? Éstas y otras preguntas son las que se abordan en el libro. Lo interesante es que el autor trabaja como maestro y, por lo tanto, los puntos que ha escrito parten de su experiencia en la realidad, en la "cancha de juego". Una interesante reflexión de todos los que de una u otra manera saben lo complejo que es educar en pleno siglo XXI y, al mismo tiempo, lo necesario que resulta seguirlo haciendo.
Nota:
Al comprar alguno de los dos libros contribuyes al apostolado que llevo a cabo en favor de la fe y la cultura. ¡Gracias!