Siguen nuestros averiados y todavía se sostienen esperando tiempos mejores. Van mejorando sus enfermedades que parecen más de vejez que de verdad.
Y van apareciendo puntualmente y pidiendo su consabido cafetito, esta vez con su acompañamiento de una copita de coñac.
Dice José ¿Os habéis enterado? Acabo de oír en la tele que hay nombramientos de obispos, que si van a nombrar pronto al de Madrid y al de Barcelona entre otros; ¡menuda importancia estos dos nombramientos. El de Madrid, si no es de Madrid, no pasa nada, pero si el de Barcelona no es catalán, madre mía, la que se va a armar. Son complicados los nombramientos.
Añade Vicente: ¡Es tan relativo que el Obispo sea de un sitio o de otro! Para cualquier región con características propias, yo prefiero a un obispo de fuera como un San Francisco de Sales o como un San Carlos Borromeo, a que sea un obispo de esos que pasan y no dejan rastro. Hay unos valores trascendentales en el pastoreo de la Iglesia que no son valores de lengua o región sino de sintonía con el Evangelio, vivencia del mismo y poder de arrastre que esta vivencia lleva consigo. Lo demás es accidental. Quien más sintoniza con los habitantes de una región no es quien es de allí por el hecho de serlo, sino quien es más capaz de acoger, de comprender, de animar y de ayudar a seguir a Jesucristo a quienes han sido puestos bajo su cuidado pastoral. Ésa es mi opinión. No sé vosotros qué pensáis.
Interviene Juan: Yo creo que lo mejor sería que lo consultasen con los seglares y si coincidieran, ya estaba solucionado, guste o no guste a unos o a otros.
Y dice Andrés: sí, Juan, sí. Y se armaba el follón padre, como en las elecciones políticas donde hay siempre vencedores y vencidos. ¿Vamos a una consulta general? Que participen los seglares en el nombramiento de obispos y de curas también, ¿por qué no?
Por ello, formulo las siguientes preguntas que valen para un caso y otro:
¿Quiénes y cómo tomarían parte en la elección o consulta?
¿Los sacerdotes? ¿Los sacerdotes y religiosos? ¿También los seglares?
Y si también los seglares, ¿sólo los seglares que pertenecen a movimientos apostólicos? ¿Los que trabajan en las parroquias? ¿Los que forman parte de los consejos de pastoral?
Y, caso de generalizarlo más, ¿Sólo los que van a misa? ¿Todos los bautizados? ¿Todos los confirmados?
Y si se invitase a todos los vecinos, los no creyentes acudirían en masa. Claro, no les importa nada la Iglesia, pero seguro que no están de acuerdo con el obispo o con el cura, sea quien sea.
Pero añado, dice José: en cuanto a la manera, ¿con campaña o en secreto? ¿No parece mejor el sistema actual con las correcciones que se crean convenientes? Tengo entendido que cuando hay que elegir a un obispo, primero, los obispos de las Conferencias regionales presentan una lista de sacerdotes o religiosos a quienes ven capaces para regir una diócesis. Mandan la lista a la Nunciatura. Y, a medida que se van necesitando obispos, la Nunciatura propone esos nombres a cristianos que les conocen; y se les piden también nombres de sacerdotes, religiosos y seglares que puedan informar sobre el propuesto. A pesar de todas estas informaciones, a veces se nombra algún obispo que sería mejor no haberlo nombrado. Fíjense si hubiera campañas al estilo político. Pues que llegaríamos en poco tiempo a la Edad Media cuando las grandes familias dominaban no sólo las Diócesis, sino también el pontificado.
Creo que lo más importante es que recemos para que el Señor ilumina a quienes eligen a los obispos y al obispo a la hora de nombrar a los sacerdotes que busquen el bien de la Iglesia sin preferencias ni simpatías personales.
Y si alguna vez nos piden una información, seamos muy sinceros e informemos con mucha ecuanimidad, porque un buen obispo puede reformar una diócesis tanto en cuanto a vivencia de espiritualidad como de evangelización. Y si le pedimos que nos dé sacerdotes santos, pidámosle también que nos dé obispos santos.
José Gea