Día de regalos por el Gran Regalo del Niño Dios, y para regalar también nuestra persona a los demás. El video #RegalateALosDemas muestra el regalo novedad iMe: doble cámara de muchos píxeles (para ver al prójimo), doble entrada de audio con alta fidelidad (saber escuchar), dos modelos iMe Nano y iMe Pro, y algo más. Sin asustarse porque no vende nada: estas Navidades RegálaTe el iMe, único e irrepetible, porque Jesús está muy cerca de nosotros. Eso entendieron los Reyes Magos.
Algunas personas creen que las tinieblas cubren la tierra y que la vida tiene poco sentido. Piensan que Dios se oculta a nuestras miradas y calla ante nuestras oraciones. Pero no es verdad. Porque no buscan con el mismo empeño que ponen en sus intereses. Quizá nosotros pensamos a veces de esa manera. La Epifanía es una gran ocasión para decidirnos a buscar a Dios y a seguir la estrella (la Iglesia, sí) sin conformarnos simplemente con mirarla. «¿Dónde está el Rey de los judíos que ha nacido? Porque hemos visto salir su estrella y venimos a adorarle».
Fijémonos en los Magos venidos de lejanas naciones. ¿No nos emociona ver a esos sabios que se comportan como niños? Dios se sirve de su ciencia imperfecta para atraerlos y ellos abandonan la comodidad. Nos podemos preguntar: ¿Qué interés pongo en las cosas de Dios? ¿Qué cosas tengo que cambiar para estar más cerca de Jesús? ¿Qué regalo puedo ofrecer hoy al Niño Dios?
«Al ver la estrella, se llenaron de inmensa alegría. Entraron en la casa, vieron al niño con María, su madre, y cayendo de rodillas, lo adoraron». Como sabemos, la primera Epifanía significa la manifestación de Cristo a todo el mundo frente al particularismo del pueblo judío. La llamada de Jesús a todas las razas y culturas supera aquel nacionalismo estrecho. Desde ahora, la referencia para el creyente no será la ciudad de Jerusalén sino la Persona de Jesucristo. No hay duda: por parte de los cristianos no habrá choque de razas o de civilizaciones. Nuestra fe no es violenta porque va unida a la caridad.
El testimonio cristiano de palaba y obra es connatural a la fe cristiana; un deber y un derecho por el Bautismo. Y la mayoría lo hace con el testimonio personal en la vida corriente. Por eso estos días especialmente podemos preguntarnos: ¿He dado ejemplo cristiano de preocupación por los demás? ¿He sido coherente con la fe y la moral cristiana o cobarde ante el “qué dirán”? San Juan Pablo II manifestaba que «Se necesitan heraldos del Evangelio expertos en humanidad, que conozcan a fondo el corazón del hombre de hoy, participen de sus gozos y esperanzas, de sus angustias y tristezas, y al mismo tiempo sean contemplativos, enamorados de Dios». En la misma línea de los primeros cristianos que supieron ser responsables de dar vida a un mundo muerto, siendo como el alma del mundo.
Esta Epifanía con mucha luz en un año incierto para la sociedad secuestrada por un Gobierno mentiroso, que siempre será provisional, queremos soñar y parecernos a los pequeños en la sencillez y la alegría ante los regalos que esperan de los Magos de Oriente. Y parecernos también a los padres y madres fuertes que saben defender a sus hijos con uñas y dientes cuando hace falta.