Si ayer conocíamos el importante papel que la Iglesia Greco-católica ucraniana, entre otras, desempeña en los eventos que tienen lugar estos días en Ucrania (pinche aquí para verlo), toca hoy conocer un poco a quien desarrolla ese importante papel protagonista, y eso es lo que nos disponemos a hacer.
La Iglesia Greco-católica ucraniana, como su propio nombre anticipa, es una iglesia católica, y por lo tanto en plena comunión con Roma, aunque al estilo de lo que ocurre con tantas iglesias orientales que ya hemos tenido ocasión de analizar en esta columna, -así los maronitas, así los caldeos, así los melquitas, así los copto-católicos, así los armenio-católicos-, es una iglesia con una historia muy particular que se halla en la base de sus importantes singularidades, como la de mantener el rito bizantino, o que los curas, como en las iglesias mencionadas arriba (pinche aquí si desea conocer sobre el tema), puedan casarse antes de ser ordenados, estándolo de hecho la gran mayoría de ellos.
Abarca en la actualidad unos 5 millones de fieles, la inmensa mayoría de ellos en Ucrania, y unos pocos en los países a los que los ucranianos han emigrado, principalmente Estados Unidos, Canadá y Polonia, los cuales, a su vez, constituyen poco más o menos un 10% de la población ucraniana, y ni siquiera la totalidad de los católicos ucranianos, pues también hay una pequeña comunidad de unos 500.000 fieles que, siendo católicos no son greco-católicos, tratándose pues de una iglesia minoritaria,
Es su primado desde el 23 de marzo de 2011 el Arzobispo Mayor Sviatoslav Shevchuk que reemplazó en el puesto al Cardenal Lubomyr Husar, que lo era desde el 14 de diciembre del año 2000. El I Concilio General de los Ucranianos Greco-Católicos, subsiguiente a los acontecimientos que conducen a la caída del comunismo en el país y a su retornada independencia de la URSS, se celebra en Leópolis en octubre de 1996. En junio del 2001, el Papa Juan Pablo II realiza una visita pastoral a Ucrania.
La historia de estos católicos ucranianos de rito griego es compleja. Puestos a elegir una fecha iniciática significativa, tal vez podamos situarla en 988, año en el que el príncipe de Kiev, Vladimiro Sviatoslávich, proclama el cristianismo como religión oficial de Ucrania y manda bautizar a todo su pueblo en las aguas del río Dnieper.
Se constituye entonces la llamada Metrópolis de Kiev, que queda, como es normal por su situación geográfica y por haber sido cristianizado el país mediante misioneros bizantinos, bajo la órbita del Patriarcado de Constantinopla. Durante el reinado de Yaroslav el Sabio, sucesor de Vladimiro, la Iglesia de Kiev continúa su proceso de expansión y se construye la Catedral de Santa Sofía, símbolo del cristianismo ucraniano. Yaroslav viene a morir en 1054, es decir, justo cuando se produce el cisma de Miguel Cerulario, y Kiev, iglesia subsidiaria de Constantinopla, queda, como era de esperar, en el ámbito de la ortodoxia, separada de Roma.
El Metropolitanato de Kiev verá trasladada su sede a Vladimir Suzdal en 1299 y luego, en 1326, a Moscú, naciendo así el importantísimo Metropolitanato de Moscú, que al día de hoy, es la principal iglesia ortodoxa del mundo, y que, como vemos, tiene efectivamente su cuna en Kiev, un argumento que estamos escuchando mucho estos días entre los esgrimidos desde Moscú para justificar la condición rusa del pueblo ucraniano.
En 1458 se restablece la iglesia de Kiev, esta vez bajo el nombre de "Metropolitanato de Kiev, Galicia (región polaca, no la española) y toda Rus". Poco más de un siglo después, una serie de circunstancias complejas de analizar relacionadas con la influencia que sobre Ucrania ejercen las potencias circundantes, llevan a que Hedeon Balaban, Obispo de Lviv, en 1589, pida al Papa su reconciliación con Roma, una reconciliación a la que se unirán los obispos de Lutsk, Cholm y Turov en 1590, y poco después, los de Volodymyr-Volynskyy, Przemyśl y finalmente, también Kiev.
En 1596, reinando en Roma el Papa Clemente VIII, se firma la llamada Unión de Brest, coloquialmente conocida como “Unia”, que da lugar al nombre “uniata”, de índole hoy día más bien peyorativa, con el que es conocida la Iglesia Greco-Católica Ucraniana.
©L.A.
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