¿Y POR QUÉ FUMAS?
No te vayas fuera, vuélvete a ti mismo.
En el hombre interior habita la verdad.
-Agustín de Hipona-
La mamá de Miguel le explicaba a su hijo de doce años (para trece) que fumar estaba mal, pues ensucia los pulmones, disminuye la inhalación de oxígeno (por lo que provoca cansancio ante el menor esfuerzo), acelera el cáncer, envejece prematuramente, hace perder el sabor del paladar...
Entonces Miguel le preguntó:
—Mamá, ¿y por qué fumas?
La coherencia es la actitud lógica y consecuente del obrar y el predicar. También podríamos decir que es la relación justa y razonable entre la forma de pensar de una persona y su forma de actuar. Somos coherentes cuando nos conducimos como consecuencia de lo que transmitimos.
Es la conducta apropiada, esa que no debemos abandonar en ningún momento, porque la coherencia es una de las cualidades labrada en los principios familiares, sociales y religiosos obtenidos a lo largo de nuestra vida.
Miguel era un preadolescente que daba problemas, sin ser malo. ¿Qué fallaba? Posiblemente una seria carencia de coherencia en casa.
En nuestras relaciones personales es indispensable la coherencia para ser sinceros, confiables y desarrollar nuestras actividades con espíritu positivo. Ser coherentes constituye un modo de afianzar el carácter y apuntalar la sensatez con un proceder sinceramente auténtico.
Debemos ser conscientes de que la coherencia no está reñida con cierto grado de flexibilidad. Hay que aprender a callar y ceder en las cosas sin importancia; pero cuando el prestigio y la seguridad de las personas, la unidad familiar o la estabilidad social están en juego hay que ser firmes y enfrentar la situación para evitar un daño a los derechos de los demás. Aquí adquiere todo su valor el ejercicio de la prudencia para saber actuar acertadamente en cualquier circunstancia.
Qué se necesita para ser coherentes ¿voluntad o conocimiento de los valores? Las dos cosas:
Voluntad para superar nuestro temor a ser «diferentes» con el implícito deseo de ser mejores y cooperar con los demás a formar los valores en su vida.
Conocimiento para hacer más firmes nuestros principios y vivirlos de manera sencilla y natural en nuestro día a día.
La unidad de vida aumenta nuestro prestigio personal, profesional y moral, lo cual garantiza incondicionalmente la estima, el respeto y la confianza de los demás.
Un buen propósito para la semana puede ser que nuestros palabras y obras sean coherentes para que no tengan que preguntarnos:
—¿Y por qué fumas, Mamá?