Durante estos días se nota como un ataque frontal a la Iglesia por parte de prohombres de la política; abundan acusaciones, insultos y descalificaciones. Hablan de fallos y deficiencias de sacerdotes y obispos... Y vienen los insultos y los ataques y tergiversaciones. Algunos dan la sensación de que desearían que los católicos nos metiésemos en la sacristía y que nuestra voz no sonara en la calle. Y en cuanto a razones para mantener muchas leyes que hay que cambiar porque atentan contra el bien común, no aportan ninguna razón sólida para mantenerlas, pero ni una.
Y vamos con la ONU de mi pueblo.
Empieza José: En la conversación anterior quedamos como un poco distanciados con las opiniones distintas de todos. Vamos a ver si nos ponemos un poco de acuerdo entre nosotros, aunque sea más difícil que se pongan los políticos importantes. Cada uno de éstos sigue en sus trece. Yo, ante tantos fallos que veo en la Iglesia no sé si es más santa o más pecadora.
En ese momento entra el Cura: Buenos días; buenos días le contestan todos y les dice: ¿Ya habéis arreglado el mundo? Un poquillo, le responden, pero vamos a ver si arreglamos la Iglesia, porque acaba de decirnos José que no sabe si la Iglesia es más santa o más pecadora. Y dice el Cura: yo creo que lo que tendría que hacer José es curarse bien esa gripe que tiene porque de lo contrario, va a poder ver desde el cielo si es más santa que pecadora o más pecadora que santa.
Y Ud. ¿qué nos dice, Sr. Cura? Pregunta Vicente, porque hay cada elemento por ahí que… ahora está de moda hablar de los curas que abusan sexualmente de menores, que se enriquecen, que son, como decía el Papa, “trepas”, incluso que el Papa ha destituido a muchos Obispos, etc, etc, etc.
Responde el Cura: ¿No os voy a estropear vuestra sesión de la ONU?
No, no, ¡qué va! Nosotros estamos interesados sobre esta cuestión, dicen ellos. Tenemos muchas cuestiones que tratar, pero ya que ha venido Ud, a ver qué nos dice.
Sigue el Cura: Se me ocurren dos ejemplitos que os los digo si me invitáis a un café, porque veo que ya os habéis zampado el vuestro. Claro que sí, dicen. ¡¡Camarero!! Bueno, me invitáis vosotros pero lo pago yo, y os invito a una copita, porque veo que habéis tomado el café en seco: parece que están bajitas las pensiones ¿no?
Ahí va el primer ejemplo: Había un hospital muy bueno (algunos decían que era el mejor del mundo) y, claro, estaba llenísimo de enfermos. La mayoría recobraban la salud, pero algunos se empeñaban en no tomarse las medicinas que la enfermera dejaba sobre la mesita y no se curaban. Y el mejor Hospital del mundo era una casa de salud llena de enfermos. La Iglesia es una casa de santidad pero llena de pecadores. Los pecadores somos nosotros, no la Iglesia; la Iglesia es santa porque es el cuerpo de Jesús. Y en ella está la santidad de Jesús que nos puede cambiar de pecadores en santos, si le permitimos actuar en nosotros. Pero si no tomamos la medicina…
Pues es verdad, Sr. Cura, dice Juan. Me ha gustado el ejemplo. Es que, a fuerza de insistir siempre en que si los curas son así o asá, nos van haciendo cambiar de opinión y muchos vemos a la Iglesia como cosa de niños y la vamos rechazando porque nos consideramos mayores y muchos de nosotros sabemos del catecismo lo que sabíamos de pequeños.
Es cierto y, claro, el traje de primera comunión ya no os cabe, dice el Cura; y sigue diciendo: el segundo ejemplo, es que la Iglesia viene a ser como el taller de un escultor en el que hay muchas virutas y serrín y muchas obras que se van tallando, unas que se están empezando, otras a medio hacer y otras, ya casi acabadas y que pronto pasarán a la exposición una vez que el artista las haya perfilado. La Iglesia viene a ser algo así. Jesús es el gran artista que nos va esculpiendo a todos a su imagen y unos son de madera suave y blanda y le dejan trabajar, otros de madera dura que no le permiten al artista trabajarlas como Él quiere.
Y, por último, ¿os dais cuenta de que en el Credo de la misa no decimos: creo en la Iglesia que es una, santa, pecadora, católica y apostólica? De pecadora, nada.
Dice Andrés, bueno, Sr. Cura, muchas gracias. Es cierto que, a veces criticamos mucho, pero nos faltaría pensar en serio lo que vamos oyendo y viendo en televisión y en el ambiente, procurando comentar entre nosotros lo positivo que hay en el mundo y en la Iglesia, que hay mucho de bueno.
Es cierto, acaba el Cura. Y ahora que en la cuaresma, recién empezada, tenemos unas charlas de formación en la parroquia, ¿tan mal os vendría acercaros por allí para ir conociendo un poquito más lo que nos dijo Jesús?
Es verdad, es verdad, contestan todos.
José Gea