Chicago años veinte es a Disneylandia lo que la matanza del día de San Valentín al amor para toda la vida, pero a su vez Chicago años veinte es a Sevilla siglo XXI lo que el beso en la frente a la noche loca. Es broma, pero no sé que decirte. Cierto que en la capital de Andalucía no hay balacera, pero también lo es que el matonismo no siempre desemboca en tanatorio. Al menos no el que ejerce el Gobierno andaluz, especialista en generar problemas para resolverlos en tres previsibles pasos.  
Primero la nodriza pública amamanta a una plataforma para pedir la titularidad pública de la Catedral de Córdoba, después encarga informes para apuntalar el expolio en una base jurídica y luego se disfraza de poli bueno para asegurar que, si se sale con la suya, dejará a la Iglesia que gestione su propio templo en usufructo. También el señor feudal, cuando ejerce derecho de pernada, se cree que le hace un favor a la sirvienta.