A Norman Foster le honraría que su apoyo a la titularidad pública le llevara a no cobrar a las administraciones que le encarguen proyectos. Y a la plataforma que tratara con el mismo rasero a las celebridades y a la plebe. La plataforma entiende, sin embargo, que el lustre no lo da el número de socios del Barça sino contar con Pep. Pero contar con Pep no le otorga más coherencia a la propuesta, que cursa como el despropósito de la pescadilla que en lugar de morderse la cola intenta comerse al pez grande. La plataforma pide lo imposible. Y no porque no sea factible la expropiación, que eso lo decidirá Mendizábal, sino porque no tiene en cuenta que es Pedro, y no el arco de medio punto, la viga maestra del templo.