Norman Foster y Muñoz Molina han firmado el documento por la titularidad pública de la Catedral de Córdoba. Lo anuncia con grandes titulares la plataforma constituida para hacerle un roto al derecho civil y un descosido al canónico con su propuesta de socializar la casa de oración para censar al Padrenuestro en una comuna. El colectivo ha recogido ya más de 100.000 adhesiones, pero al resaltar específicamente las rúbricas del arquitecto y del escritor revela que no todos los abajo firmantes son iguales. Lo que nos lleva a Rebelión en la granja. 

A Norman Foster le honraría que su apoyo a la titularidad pública le llevara a no cobrar a las administraciones que le encarguen proyectos. Y a la plataforma que tratara con el mismo rasero a las celebridades y a la plebe. La plataforma entiende, sin embargo, que el lustre no lo da el número de socios del Barça sino contar con Pep. Pero contar con Pep no le otorga más coherencia a la propuesta, que cursa como el despropósito de la pescadilla que en lugar de morderse la cola intenta comerse al pez grande. La plataforma pide lo imposible. Y no porque no sea factible la expropiación, que eso lo decidirá Mendizábal, sino porque no tiene en cuenta que es Pedro, y no el arco de medio punto, la viga maestra del templo.