Solos en la madrugada, película fetiche de la transición, está relacionada con la orfandad de los guardias civiles que en la noche más larga asaltaron el Congreso porque ambos, el filme y el golpe de estado, tienen a Garci como autor intelectual. Eso al menos creyeron numerosos españoles durante la hora y pico que duró el programa de Jordi Évole. Como el cineasta es un poco facha, no fueron pocos los que al dar crédito al  falso documental sobre el 23-F aceptaron pulpo como animal de compañía. 

A mí no me parece mal que la tragedia se cuente como farsa, pero sí que la Sexta no advirtiera a determinados espectadores de que sintonizaban un programa de humor negro. Otros ya lo sabían. Entre otras cosas, porque el docudrama no vinculaba a la Iglesia con la asonada. En un reportaje serio le habría faltado tiempo para incluir a Suquía en la intentona. Quienes saben del tema tuvieron claro desde el principio que el documental de El Terrat estaba más relacionado con el pez llamado Wanda que con el elefante blanco.