Para la persona que quiere de verdad comunicarse con Dios, todo converge a hacer realidad su determinación. El teléfono móvil, lejos de ser un motivo de distracción, de diversión o evasión, puede ser un eficaz medio para relacionarse con Dios.
El móvil nos permite ejercer una oración de intercesión: pedir por los demás. Os lo aconsejo.
Es también una forma de orar e interceder, sencilla, pero eficaz, para tantas personas como conocemos y nos relacionamos con ellas.
¿Cómo?
Con acceso a Internet, se puede ir a www.oficiodivino.com y rezar las Horas de la Liturgia.
El móvil en el bolsillo, un elemento tan normal hoy, tan básico hoy, podría ser para cada cual un memorial. En cualquier momento lo podemos usar y llamar a alguien querido para charlar, saludar, dar un recado. ¡Con el Señor ni siquiera nos hace falta un móvil! No hay que ir a "Agenda" o "Contactos" y buscar el número. Es tan inmediato y directo que basta con entrar en lo profundo del corazón y hablar con Él. Si el móvil lo llevamos encima para estar disponibles, ese mismo móvil en el bolsillo debe recordarnos que a Quien hemos de estar disponibles siempre es al Señor. Si el móvil nos permite hablar con cualquiera, debería recordarnos que con el Primero que debemos hablar y llamar es al Señor.
Invitaría a que con frecuencia se pusiera uno en la presencia de Dios y abriendo la AGENDA de su móvil, iniciase su oración, sin prisas y con plena confianza.
Todos tenemos en lista los nombres de los parientes, amigos, personas conocidas o que se relacionan con nosotros. Hermosa tarea es pasar lista uno por uno, hablando a Dios de cada persona conocida, esté próxima o lejana, sana o enferma, triste o alegre, con sus ocupaciones y preocupaciones. El hablar y pedir por los demás es una de las maneras más bonitas de orar y agradables a Dios, pues experimentamos lo que es el dogma de la comunión de los santos.
O, en lugar de hablar al Señor de cada uno de los contactos -que podría ser interminable con algunas "agendas"-, leer el nombre de cada contacto y añadir "Kyrie eleison", "Señor, ten piedad".
Es también una forma de orar e interceder, sencilla, pero eficaz, para tantas personas como conocemos y nos relacionamos con ellas.