Esta tarde hemos visto la película “UP” por segunda vez; la primera fue el preestreno que celebró Disney Channel el domingo pasado, pero esto de que haya campamentos de verano ha hecho que hayamos tenido que volver esta tarde, ya con nuestros cuatro hijos.
¡Y está genial! La recomendamos a todo el mundo. No solo es para niños; mi mujer y yo hemos disfrutado de lo lindo. Aunque es una peli de niños, no consta solo de acción trepidante. Al revés, da pie a pensar y meditar.
El matrimonio del Carl y Ellie, con sus personalidades tan distintas; la insistencia de Russel, inasequible al desaliento; cómo siente no ver casi a su padre por lo que trabaja; el malo de la película que, como siempre, es odioso.
Probablemente, la prensa destacará el fondo ecológico de la película, que ciertamente existe; pero nosotros, desde nuestra visión cristiana, vemos también que el verdadero amor matrimonial da frutos y puede ser para siempre, la necesidad que tienen los niños de estar con sus padres y tenerlos como guías, la relación entre niños y ancianos (al principio es el niño el que tiene necesidad, y termina insistiendo el mayor),….
Pero no quiero descubrir nada de la película, maravillosa para mí. A lo mejor después de verano hablamos más de ella. Sólo digo que tanto mi mujer y yo, como nuestros hijos de catorce, doce, nueve y seis nos lo hemos pasado muy bien. Y prevengo a los padres para que observen la “UP” pensando lo que van a contestar a los niños a la batería de preguntas que les van a hacer cuando salgan del cine. A nosotros nos ha servido para darle sentido cristiano a la película.