No sé lo que opinarán mis lectores sobre estos diálogos que tienen los jubilados en lo que llamamos la onu de mi pueblo. Parece que ha tenido buena aceptación y vamos a seguir.
Un día más se reúne el grupo de jubilados y tomando café, antes de la partidita para ver quiénes lo han de pagar, van deliberando sobre cuestiones que se vienen tratando por los medios de comunicación social y, claro está, hay que tratar de ello en la ONU de mi pueblo. Y empieza el diálogo.
Lo inicia Juan: Por lo que dicen, hay sueldazos que rompen el hipo no sólo en la empresa privada, sino también en los sueldos del Estado. Yo no digo que la empresa privada pague lo que quiera a quienes quiera, pero que el Estado pague sueldazos a quienes quiera, no me parece bien, entre otras razones, porque, además, los sueldos de los primeros puestos del Estado se los asignan ellos mismos; y ¿sabes qué? que hay alcalde que cobra más que el presidente del gobierno. Y los sueldos se los ponen ellos mismos. Esto, creo que no hay por dónde cogerlo. Otros, con el mismo trabajo que hacen ellos, cobran muchísimo menos.
El otro día oí en la televisión los sueldos que ganan los primeros y más altos gobernantes y, anda que… si uno, 164.000; otro, 167; otro, entre él y su esposa, 400…
Pregunta José ¿cuatrocientos al mes? Es menos que el sueldo mínimo. No lo creo.
Salta Juan: Pues a ver si te crees la verdad. Todos esos datos que te he dado, son verdad, pero en miles de euros al año.
Sigue Vicente: Hombre, fíjate que los ministros por ejemplo, y los altos cargos tienen sus estudios, su carrera, su experiencia, es decir, que dejan muchas cosas que les reportaban beneficios para empezar a trabajar en la administración del Estado. Esto hay que tenerlo en cuenta.
Contesta Juan: sí, sí, muchos estudios, pero algún ministerio ha sido confiado a gente que no tenía ni el bachillerato o, apenas el bachillerato; y algún otro, sin título alguno, ha tenido un ministerio que requiere una preparación técnica especial. Y fíjate, además, en que nombran una cantidad de asesores, de secretarios, de funcionarios… que ya me dirás.
Dice Vicente: pero es que hay que tener en cuenta que cada ministerio tiene muchas necesidades de personal para que el ministerio cumpla con su deber y con sus obligaciones.
Sí, sí, dice Juan, pero es que, según dicen por ahí, ponen a sus amiguetes, a sus familiares, algunos dicen que también a sus amiguetas… y todo a cargo del Estado, es decir, a cargo de todos los que pagamos nuestros tributos. Pero hay más. ¿No habéis oído o visto, aunque sea por televisión, las casas que se han comprado algunos dirigentes políticos, que más que casas, parecen palacios orientales, y antes de entrar en política vivían en un piso normal y corriente? No sé si creérmelo, pero lo dice todo el mundo.
Y entra en juego Andrés; Yo creo que tengo una solución. Creo que se podría tomar como base el salario base, y que todos los sueldos de la Administración tuviesen un baremo con referencia a este sueldo, desde el rey hasta el último municipal de nuestro pueblo. Y que nadie se pusiese a sí mismo un sueldo. ¿Qué os parece mi idea?
Genial, Andrés, genial, pero no sueñes, dice Juan. Eso es imposible.
Pero, ¿es que no paráis nunca de discutir? añade José. Yo os hago una pregunta que, a lo mejor, enciende más los comentarios. ¿No creéis que habiendo como hay tanta gente en el paro y tantos españoles que están pasando hambre, haya políticos que sean capaces de subirse el sueldo de manera escandalosa y de que, aparte de esos sueldazos que se han puesto ellos, les ofrezcan gratis en el Congreso aperitivos y bebiditas, refrescantes o calentitas según el tiempo y que todo esto corra a cargo de todos los españoles? ¿No os parece que es una vergüenza todo esto y más cuando hay tanta gente que está pasando hambre y en paro?
Sí, es cierto, dice Vicente, pero…
Ni pero ni nada, salta Juan. Todos los políticos están a la greña, pero ¿para servir al pueblo o para servirse de sueldos impresionantes?
Y dice Vicente: De todos modos hay que reconocer que muchos políticos son honrados y que los ha habido y los hay y espero que los siga habiendo.
Es verdad, añade José, pero para que los siga habiendo, creo que sería muy necesario, no sé de qué manera, pero sería necesario, que volviésemos otra vez a tener y vivir los valores morales que se vivían en otro tiempo, entre ellos, el valor de la honradez que se va perdiendo.
Aunque, por cierto, vemos que va como surgiendo de nuevo la solidaridad, sobre todo, de la gente sencilla ante la enorme crisis económica en que estamos metidos. Hay mucha gente, incluso humilde, que colabora cuando se organizan campañas para paliar necesidades de mucha gente que ha quedado en la calle y se privan de lo necesario para ayudar a quienes no tienen lo necesario.
Y, por cierto, nuestro pueblo ¿cómo va en la solidaridad?
Pues, vamos tirando, acaba Andrés. Y hay casos muy bonitos.
José Gea