Nada nuevo bajo el sol, nada a lo que no nos tengan acostumbrados nuestros tediosos cineastas españoles: esta vez les dio por el aborto, no sé cuantas actrices por el “sagrado derecho del aborto” al que ya oíamos apelar a las destetadas activistas de Femen en el atentado incalificable al que sometían al Arzobispo de Madrid como antes ya habían hecho en tantas iglesias. ¿Pero acaso cabe mayor aberración que llamar “sagrado” al aborto? ¿De verdad le puede parece “sagrado” algo como un aborto a una mujer cuyo útero es traspasado con tijeras, aspiradores y bisturíes para extraer de él lo que de no ser extraído habría sido algún día su hijo? En una sociedad que no estuviera putrefacta ¿cabe mayor insulto a las mujeres en general, y particularmente, a las que han pasado por un aborto? Aborto sagrado... ¡será posible!
 
            No fue el único tema “social” –todos los temas son sociales para nuestros cineastas menos los pobres negros que venden sus películas sobre una manta- al que dedicaron su show infumable… eso sí, mientras pedían que todas esas causas por las que ellos tanto abogan tanto las paguemos los demás, porque lo de pagar ellos el IVA, eso no les gusta nada. Por cierto, el IVA “cultural”… Sí, sí, porque el IVA cultural, contrariamente a lo que muchos nos barruntábamos, no es el que pagan los laboratorios del Dr. Barbacid o los libros que escriben los sesudos componentes de las diversas academias españolas, no, el IVA cultural es el que pagan ellos cuando “hacen cine”.
 
            Les ha molestado mucho que no estuviera el ministro Wert, su favorito. Les gusta jugar al pim pam pum con los ministros del PP, los cuales para ser modernos, tienen que soportar las inacabables horas de soporífero show con una sonrisa de oreja a oreja como si se estuvieran despiporrando de risa, mientras el presentador de turno, el más gracioso de la clase, les hace bromitas tan divertidas como preguntarles por la familia y decirle jocoso que “no se asuste, que no es una amenaza”. Todo lo cual dicho no en Luxemburgo o en Suiza, no, sino en un país en el que más de mil familias lloran al padre o al hijo perdido en un atentado terrorista a muchos de los cuales les preguntaron previamente por teléfono “cómo estaba la familia”. Por cierto, una causa, esta de las víctimas del terrorismo, que les gusta a nuestros “cineastas” menos aún que la de los top manta… ¡si cabe!
 
            Hablan de la insoportable casta de los políticos. ¿Es la única? ¿Acaso no es menos insoportable la de ese pesebre endogámico en el que se ha convertido el cine español? Paniaguados que han renunciado a llevar gente al cine y prefieren vivir a la teta del ministerio; que reciben más dinero en subvenciones que en taquilla; que nos torran con monotemas trasnochados que hace mucho dejaron de interesar a nadie, y menos aún cuando tratados con el sectarismo y la ignorancia con que lo hacen ellos; y que cada año se creen en la obligación de cantarnos las cuarenta a cuantos no pensamos como ellos, sin darse cuenta de que lo que piensen ellos a nosotros nos la trae al pairo.

             ¿Por qué no se dedican a hacer cine de una vez? ¿Por qué no arriesgan su dinero como hacemos todos y el que gane que gane, y el que no que se largue? ¿Por qué no dejan de darnos la brasa de una vez con lo hipermodernos que son ellos, y empiezan a trabajar para hacer producto bueno y venderlo como cualquier otro, sin ventajas ni prebendas?
 
            Sólo una cosa para terminar: parece que alguna de las películas premiadas ayer no ha reunido… ¡ni trece mil espectadores! ¿Saben Vds. que muchos de los videos caseros y artesanos que les proponemos en estas páginas de Religión en Libertad tiene cuatro y cinco veces más?
 
 
 
            ©L.A.
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