Hermanos
Estamos en la Pascua, el domingo de la Resurrección, felices pascuas a todos. La primera Palabra que nos da la Iglesia es de los Hechos de los Apóstoles que nos habla de la misión de Jesús de Nazaret: curar a los oprimidos por el diablo. El diablo es el que divide en las casas, en la familia, en el trabajo, el que nos susurra al oído una división con el otro, ese es el demonio, ese es el diablo. Por eso Él, Jesús, ha venido a liberarnos a los que estábamos oprimidos, esclavos. Cristo ha desatado las cadenas de la muerte, ha derrumbado el muro que nos dividía.
Dice los Hechos de los Apóstoles: Nosotros somos testigos de que a este le habéis matado, y este es Jesús, el Hijo de Dios, clavado, colgado en la cruz. Tú y yo hemos matado a Jesús con nuestras murmuraciones, juicios, con falsos testimonios contra el otro. Le hemos clavado en la cruz, pero Dios lo resucitó al tercer día, hizo un milagro inmenso, y se apareció a sus discípulos. Cristo nos da signos, señales, garantías de su resurrección; y de esto somos testigos, damos testimonio. Dios ha constituido juez de vivos y muertos a Jesucristo, y este Jesucristo ha hecho una cosa importantísima: Nos ha perdonado nuestros pecados, pasó lo viejo, todo es nuevo. Tantas veces nosotros mismos no soportamos nuestros propios pecados. Eso que no aceptamos, Cristo lo ha asumido en la cruz, ha cargado sobre sí los pecados de la humanidad y los ha clavado en la cruz, Él el cordero llevado al matadero por ti y por mí.
Por eso contestamos con el Salmo 117: “Este es el día en que actuó el Señor, sea nuestra alegría y nuestro gozo”, el gozo más grande es que Cristo ha vencido la muerte. Esto que lo diga, que lo proclame, la casa de Israel, porque eterna es su misericordia. Unámonos, hermanos, al salmista y digamos: la diestra del Señor es poderosa, no he de morir viviré para contar las hazañas del Señor, la piedra que desecharon los arquitectos es ahora la piedra angular, es el Señor quien lo ha hecho, ha sido un milagro patente. Cristo se ha valido de lo despreciable, de lo que nosotros desechamos en nuestra vida, para manifestar su poder. Hoy Cristo ha tomado la historia que tenemos y rechazamos, esa piedra angular, la cruz, y la ha hecho gloriosa.
La segunda Palabra que nos da la Iglesia es de San Pablo a los Colosenses y dice: Si habéis resucitado con Cristo, buscad los bienes de allá arriba. Hoy no es día de mirarnos a nosotros mismos, hermanos. Busquemos los bienes de arriba, porque nuestra patria es el cielo.
El Evangelio que es de San Juan dice: el primer día de la semana María Magdalena fue al sepulcro. Fijaros cómo va María Magdalena, localiza el lugar histórico, geográfico, y cuando al llegar resulta que la losa estaba quitada. Dios quiere quitar la losa de nuestros sepulcros para que podamos ver la resurrección. María no hubiera podido ver que estaba resucitado si hubiera estado la losa. El hombre de hoy lleva una losa encima que le impide ver el cielo. Pues bien, hermanos, Cristo está resucitado y tiene poder para salvarte a ti y a mí, y llevarnos al cielo. Por eso estos 50 días de Pascua, son 50 días de experimentar la alegría de la resurrección. Les invito hermanos a vivir en estos 50 días experimentando que Cristo verdaderamente ha resucitado.
¡Felices pascuas a todos, Cristo está resucitado!
Mons. José Luis del Palacio
Obispo E. del Callao