Los últimos tiempos han venido marcados, en la vida de la Iglesia, por el reconocimiento de la santidad de los numerosos mártires españoles durante la persecución religiosa que se desató en España, principalmente durante la guerra civil, aunque en algunos casos ya antes, como es el caso de los asesinados en odio a la fe durante la revolución de Octubre del 34. La verdad es que es una bendición y su testimonio, tan presente, nos ayuda a vivir con mayor intensidad y autenticidad nuestra fe.
Pero claro, mártires ha habido en todo tiempo y lugar. Algunos más conocidos, otros menos. Entre estos últimos creo que se encuentran los mártires ingleses durante la persecución desatada a consecuencia de la separación de Roma impuesta por Enrique VIII y consolidada por sus sucesores. Las historias de estos mártires ingleses son estremecedoras: lo que se vivió en Inglaterra no tiene nada que envidiar a lo que se vivió en el siglo XX en otros lugares en los que se ha perseguido a la Iglesia, como la Unión Soviética o nuestra misma España. Evidentemente con los artilugios de la época, pero con un grado de odio a la Iglesia, de medidas totalitarias, de crueldad en la persecución, que no tiene nada que envidiar a relatos más cercanos. Y también, cómo no, pues la historia de los mártires es siempre historia de esperanza y de triunfo, con impresionantes testimonios que reflejan la fuerza de la gracia actuando en los hombres.
Es por ello que quiero recomendar una web recientemente lanzada sobre los mártires de Lincolnshire, de los que hablara ya el beato cardenal Newman para ponerlos como ejemplo. Colgados en Tyburn, en Smithfield, en Lincoln’s Inn Fields, lugares ahora sagrados por la sangre de estos mártires (alguno de ellos condenado a la horca y el descuartizamiento por un tribunal del que formaba parte Francis Bacon). Todos ellos formaron parte del levantamiento de Lincolnshire, una rebelión que a mí me recuerda mucho a los cristeros mexicanos, de gentes de Lincolnshire, en concreto de las ciudades de Louth, Caistor, Market Rasen y Horncastle, contra la orden de disolución de los monasterios, en octubre de 1536.
El 14 de octubre de aquel año una multitud de 50.000 personas ocuparon la catedral de Lincoln y sus alrededores, exigiendo libertad para continuar siendo católicos y protección para el clero y el culto católico. Tras prometer una moratoria, los líderes fueron capturados y colgados, sobre todo en Tyburn. Muchos de los que se salvaron de esta primera represión fueron capturados y ejecutados durante los doce años siguientes al levantamiento (aquí, una vez más, el paralelo con los cristeros es evidente). Poco tiempo después, el alzamiento de Lincolnshire sirvió de inspiración para el vasto levantamiento católico en Yorkshire que se conoció como Peregrinación de la Gracia.
Quien quiera saber más solo tiene que ir a http://lincolnshiremartyrs.blogspot.com. No quedará defraudado.