Estos, son dos términos antagónicos…, que forman una dicotomía. Pero es el caso de que, ambos términos son impulsados en su ejecución por otros dos antagónicos, que forman otra dicotomía. Se trata del amor y del odio. El amor es siempre creación mientras que el odio es destrucción. El que ama siente siempre en su ser el deseo de crear, al contrario del que odia que siente el deseo de destruir.
Como sabemos el amor es lo que tiene entidad propia y es tan grande la entidad que tiene, porque ella es nada menos que Dios mismo, tal como nos dice San Juan en su primera epístola: “16 Y nosotros hemos conocido y creído en el amor que Dios nos tiene. Dios es amor, y el que vive en amor permanece en Dios, y Dios en É1. 17 La señal de que el amor ha llegado a su plenitud en nosotros, está en que tenemos plena confianza ante el día del Juicio, porque ya en este mundo somos semejantes a él. 18 En el amor no hay lugar para el temor: al contrario, el amor perfecto elimina el temor, porque el temor supone un castigo, y el que teme no ha llegado a la plenitud del amor”. (1Jn 4,16-18). El que es o lo es la antítesis del amor, carece de entidad propia, es la negación del amor. Donde no existe amor, el vacío que produce esa falta de amor, lo ocupan de inmediato un escala de situaciones que van desde la indiferencia hasta el odio, pasando por el rechazo, la antipatía, la animadversión, la hostilidad, el resentimiento, el rencor y otras situaciones similares que todas ellas son escalones de bajada a lo más grave que es el odio.
El Señor nos dejó dicho: “34 Un mandamiento nuevo os doy: que os améis los unos a los otros; como yo os he amado, así que también amaos mutuamente. 35 En esto conocerán todos que sois mis discípulos: si tenéis amor unos a otros”. (Jn 13,34-35). Y es más, este nuevo mandamiento se complementa con otro, cuyo cumplimiento nos resulta más duro y que nos dice: "43 Habéis oído que fue dicho: Amaras a tu prójimo y aborrecerás a tus enemigos. 44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos y orad por los que os persiguen, 45 para que seáis hijos de vuestro Padre, que está en los cielos, que hace salir el sol sobre malos y buenos y llueve sobre justos e injustos. 46 Pues si amáis a los que os aman, ¿qué recompensa tendréis? ¿No hacen eso también los publicanos? 47 Y si saludáis solamente a vuestros hermanos, ¿que hacéis de más? ¿No hacen eso también los gentiles?”. (Mt 5,43-47).
El amor es el todo, porque el amor es Dios mismo y Dios es el Todo de todo, de la misma forma que nosotros somos la nada absoluta. Así se la manifestó el Señor a dos santas doctoras de la Iglesia. Santa Catalina de Siena y Santa Teresa de Jesús,
Y de la misma forma que el amor construye, el odio destruye. El demonio es puro odio destructor porque encarna el pecado, que es la ofensa a Dios; el pecado destruye y mata a quien lo comete. Son muchos los que tienen la idea de que Dios es responsable de los males de la humanidad, por no usar de su omnipotencia en remediar nuestros males y no se dan cuenta, de que la responsabilidad no está en Dios, sino que está, en una humanidad pecadora, que creyéndose que avanza, porque vive materialmente mejor con los nuevos inventos, realmente está retrocediendo, con las continuas ofensa a Dios, ella está matando y matándose. El pecador que vive en desgracia de Dios, él se mira y ve solo su cuerpo y no ve lo negra que es su alma, porque con su pecado o la está matando o la ha matado ya. Mientras que el amor construye el odio destruye.
Por otro lado tal como escribe Borragan Mata: “La clave para destruir el mal, no se encuentra en la omnipotencia de Dios, sino en su amor. Si Dios usara de su poder para destruir el mal, violentaría la creación. La creación perfecta no existe, porque si fuera perfecta sería como Dios. Lo propio de la creación es ser imperfecta y defectible. Y lo mismo se debe decir del hombre. La única manera de haber evitado sus fallos, habría sido no haberlo creado, porque siendo criatura el mal es connatural a él”.
Mientras que el cielo es Luz divina y amor, el infierno es odio y tinieblas, pues allí ni ha llegado nunca, ni llegará la Luz de amor del Señor. Nosotros si queremos caminar al encuentro con nuestro Creador, hemos de emplear el amor, porque lo nuestro es el amor que une y construye no el odio que disgrega y destruye. Porque todos nosotros fuimos creados por el Amor y por razón de amor y de una forma totalmente desinteresada. Etienne Brot. Escribe diciendo: “Ese Dios trinitario, acostumbrado desde toda la eternidad a un amor interpersonal de pureza perfecta, ha sido, pues, totalmente desinteresado en su obra creadora, no pensando en modo alguno en Sí mismo, en su recreo o en su satisfacción personal, sino únicamente en el bien y en el interés de sus criaturas a las que quiso dar todo lo que Él es y todo lo que tiene, excepto algo cuya importancia crecerá a raíz del pecado original; no les ha dado, ni les dará jamás, su inalienable naturaleza de Creador. Serán pues criaturas eternamente y se beneficiarán de Sus dones no por naturaleza, sino por la gracia”.
Por su parte, para Edward Leen: “El primordial propósito de la creación fue que la perfección infinita de Dios se pusiera de manifiesto en otros seres que debían de ser reflejo de su existencia y de su belleza. Entre estos seres tenía que haber algunos que fueran imágenes de la vida consciente de Dios, de su vida de conocimiento y amor.…. La grandeza y la felicidad de los seres inteligentes consisten en la fidelidad con que reflejan las perfecciones de Dios en sí mismos. De ahí se deriva que la gloria de Dios y la felicidad de la criatura fiel son materialmente, aunque no formalmente idénticas”.
Como ya antes hemos escrito, Dios es amor y una de las característica propias del amor, es su deseo de expansionarse, de hacer partícipe de su felicidad a los demás. Esta es una de las razones principales que le movió a Dios, no solo a crearnos a nosotros sino también a los ángeles: la de hacerles felices con su propia felicidad. Y para ello no tiene uno, más que hacer, que admitir esa felicidad admitiendo a Dios en sus almas. Precisamente, para esto nosotros estamos aquí, estamos en este mundo tratando de superar una prueba demostrativa de nuestro amor a Dios, de que aceptamos su amor, y mientras estamos aquí estamos bajo el ámbito de amor al Señor, que nos ama a todos incluidos los que les odian, pues Él nunca pierde la esperanza de que lleguen a amarle los que ahora, no parecen estar dispuesto a ello.
El Señor mientras estemos en su ámbito de amor, nos ama aunque no le amemos nosotros a Él. “44 Jesús, clamando, dijo: El que cree en mí, no cree en mí, sino en el que me ha enviado, 45 y el que me ve, ve al que me ha enviado. 46 Yo he venido como la luz al mundo, para que todo el que cree en mí no permanezca en tinieblas. 47 Si alguno escucha mis palabras y no las guarda, yo no le juzgo, porque no he venido a juzgar al mundo, sin a salvar al mundo. 48 El que me rechaza y no recibe mis palabras, tiene ya quién le juzgue, la palabra que yo he hablado, ésa le juzgará en el último día, 49 porque yo no he hablado de mí mismo; el Padre mismo, que me ha enviado, es quien me mandó lo que he de decir y hablar, 50 y yo sé que su precepto es la vida eterna. Así, pues, las cosas que yo hablo, las hablo según el Padre me ha dicho”. (Jn 12,44-50).
Dios es amor y por lo tanto es Creador, no destructor porque Él es amor y no odia, El desea que todo el mundo se salve y hasta hace lo posible y lo indecible, para que todo el mundo le ame y se salve. Un solo acto de amor, en el último momento salva un alma
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. LA SED DE DIOS.- www.readontime.com/isbn=9788461316281
- Libro. MANDAMIENTOS DE AMOR.- http://www.readontime.com/isbn=9788461557080
- Libro. CONVERSACIONES CON MI DEMONIO.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461650880
- Libro. ASEVERACIONES DEL SEÑOR.- http://www.readontime.com/ROT/dagosola/aseveraciones-del-senor_9788461557097.html
- 092j.- Amor incomprensible 03-12-09
- 164d.- ¿Pero, es verdad que Dios nos ama? 25-04-10
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