María Visión España se va de España. La aventura de Emilio Burillo en esta ‘Tierra de María’ echa el cierre. De las pocas, sino la única televisión que producía en España una programación cien por cien religiosa. Nos enteramos precisamente el día de San Francisco de Sales, patrón de los periodistas. También en el 15º aniversario de Radio María España, que al contrario que María Visión, es una realidad que se ha arraigado fuertemente en nuestros hogares, a Dios gracias, y sigue adelante creciendo de la mano de un pequeño grupo de profesionales y de una enorme masa de benefactores.
Anoche reflexionaba sobre la dispar aventura de dos realidades que comparten algo más que una noble misión y el nombre de María en su identidad, y es su origen. La historia es bonita.
El germen de María Visión lo puso una ráfaga fulminante de Dios en el corazón de Emilio Burillo Azcárraga, empresario mexicano cuya familia se ha dedicado con éxito a los medios de comunicación al otro lado del charco, desde que Emilio “El Tigre” Azcárraga, tío de Emilio Burillo, creara la todo poderosa Televisa. El sobrino del Tigre, instalado en el éxito y en el trabajo duro, peregrinó hace unos años a Medjugorje, ese lugar bendito que en nuestra España parece maldito, y se convirtió, trayendo como digo en el corazón lo que más tarde fue María Visión, un canal católico sin ningún tipo de complejo ni rubor a la hora de emitir horas, por ejemplo, de adoración al santísimo, con un plano fijo sobre una custodia, metiendo así al Santísimo en los salones de miles de hogares por esa ventana siempre abierta que nos da la oportunidad de evangelizar a discreción.
Está demostrado gracias a la Televisión Diocesana de Toledo, que el plano fijo de la custodia, sin música ni efectos de ningún tipo, es uno de los programas más vistos de su parrilla.
Sobre Radio María España, en su decimoquinto aniversario, no solo hay que felicitar a la emisora, sino también a todo creyente de bien, por tener la oportunidad de escuchar cada día un buen puñado de programas que llenan las cocinas y salas de nuestras casas, nuestros coches y nuestros ipods, nuestros paseos y conversaciones, con la presencia de la Iglesia, una Iglesia viva que se propaga a través de las ondas. Aunque como digo son un buen puñado de buenos programas, me quedo con ‘Hay mucha gente buena’, dirigido por Almudena Delgado. Un programa vivo, desatado y refrescante, que te lleva de la lágrima a la carcajada en el mismo instante, manteniendo todo el rato al oyente muy cerca, cuando no dentro, de una intensa oración. El único ‘pero’ que pongo a este programa es lo desacertado de su horario, postergado a la madrugada de los viernes, cuando en un momento más “comercial” llegaría a mucha más gente, sembrando de sonrisas muchas más vidas necesitadas de ellas.
Fue hace años, el propio Emanuele Ferrario, empresario italiano fundador de Radio María, quien en una conversación telefónica entrañable, de esas que merecen café largo y templado, me contó cómo Dios cuajó la idea de la emisora en su corazón durante una peregrinación a Medjugorje, el pueblo de la maldición. Resulta curioso ver cómo aquella peregrinación de Emilio Burillo se aproximó tanto en el tiempo a la de Emanuele Ferrario, y cómo ambos dos desarrollaron después su labor seguidos por esa fuente inagotable de controversia como es el pueblo de las conversiones.
Al final, entre dos iniciativas de evangelización que nacieron en el mismo lugar y que ambas dos llegaron del extranjero, una se va y la otra no. Llegados a este punto, yo, que soy de los dos, de Radio María y de María Visión, le doy las gracias a María Visión, y se las doy también a Radio María. Me da pena que los valientes de María Visión se tengan que ir. Creo sinceramente que podían haber sido mejor acogidos y que hoy estamos un poco peor, pudiendo estar un poco mejor.
Gracias María Visión, ¡hasta pronto! Felicidades, Radio María. ¡Que cumplas muchos más!