Restán y Bedoya han escrito sendos artículos laudatorios sobre el arzobispo emérito de Pamplona, Fernando Sebastián, ahora que Francisco le ha nombrado cardenal. Laudatorios, sí, pero como en España el elogio siempre cursa en contra de alguien, el de Bedoya hay que leerlo entre líneas. Prefiero el de Restán, del que soy, como soy del Atlético, aunque no creo que la simpatía por los colores condicione mi opinión, entre otras cosas porque el cariño por Diego Costa no me ciega hasta el punto de considerar que merece el balón de oro.
De modo que si prefiero el de José Luis no es porque a priori le otorgue la condición de favorito, sino porque Juan, fiel a su estilo, fiel a su propósito, fiel a sí mismo, no desaprovecha la ocasión para interpretar políticamente el nombramiento. En otras palabras, Bedoya insiste en que la designación es un nuevo paso del Papa para expulsa a Rouco del mando redil, en tanto que Restán destaca de Sebastián que ha dedicado su vida al pastoreo.