Durante las Navidades, he estado investigando sobre la vida de dos de nuestros mártires, que padecieron la persecución religiosa en la ciudad de Toledo. Se trata de un sacerdote y un seglar, que eran hermanos.
Sorianos, de Pedraja de San Esteban, cuando estalla la Guerra Civil española, don Bonifacio Aguilera Gil ejerce como beneficiado de la Santa Iglesia Catedral Primada, tiene el cargo de organista primero. Su hermano, José, era el administrador del diaro “El Castellano de Toledo”.
Siempre que comienzo a trabajar en la vida de cualquiera de nuestros mártires procuro conseguir la fotografía del mártir, para ver su rostro y encomendarme a él.
El club de los poetas muertos
“Dead Poets Society” es una película estadounidense dirigida por Peter Weir en 1989 y protagonizada por Robin Williams. En ella se narra el encuentro de un profesor de literatura con un grupo de alumnos, durante 1959, en la prestigiosa academia estadounidense Welton. A través de la poesía, el profesor inspira un cambio en el transcurso vital de la historia de la vida de sus alumnos.
La película empieza con la presentación del nuevo profesor, pero éste les pide que salgan de la clase y en el pasillo les señala un poema que Walt Whitman le dedicó al presidente Abraham Lincoln: “Oh capitán, mi capitán”. De repente, les señala una orla de la primera generación de estudiantes del colegio y les dice que ellos no entendieron el concepto del carpe diem y que ahora, desde el más allá, piden a los nuevos estudiantes que no pierdan lo que no podrán volver a recuperar: el tiempo.
Muchas veces, cuando consigo fotos de mártires de grupo, recuerdo esta escena de la película y procuro acercarme así a sus vidas, para comprenderles en los momentos de su trabajo, de sus oficios, de sus ratos de esparcimiento…
Para los maledicentes, Don Marcelo solucionó el problema del “carpe diem”. Carpe diem es una locución latina que literalmente significa “toma el día”, que quiere decir “aprovecha el momento”, en el sentido de no malgastarlo. Fue acuñada por el poeta romano Horacio (Odas, I, 11): “Carpe diem quam minimum credula postero”.
El adagio latino podría equivaler a sentencias en castellano como «no dejes para mañana lo que puedas hacer hoy» o «vive cada momento de tu vida como si fuese el último».
Vivir cada día como si fuera el último es una de las máximas promovidas desde la psicología positiva para alcanzar la felicidad. La plenitud vital se asocia cada vez más con la intensidad de las experiencias del día a día y con la búsqueda constante del disfrute hasta rozar las tendencias hedonistas. O sea, nada de eternidad. Decía que don Marcelo, en una de sus inigualables predicaciones en la Catedral de Toledo, hablando de la filosofía del “carpe diem”, acuñó una de sus expresiones: “el día para la eternidad”. Aprovechar al máximo cada día pero para conseguir por medio de nuestras obras la vida eterna.
Con motivo de la cesión del Convento de Santa Fe
En una de las noticias sobre nuestro protagonista se dice que, como capellán de las Madres Comendadoras de Santiago de la ciudad de Toledo, está presente en la cesión de su convento al Banco de España, y que el famoso fotógrafo de Toledo, Eugenio Rodríguez, ha tomado “varias placas del suceso”. Entonces, hablando de fotografías y de Toledo, solo me queda mandar un mail a mi amigo Eduardo Sánchez Butragueño, autoridad máxima en el tema que me remite a su entrada (en su magnífico blog) sobre el Convento de Santa Fe…
Allí nos esperan nuestros mártires.
http://toledoolvidado.blogspot.com/2009/11/el-convento-de-santa-fe.html
Una página del ABC del 22 de enero de 1935:
Fotos Rodríguez
Bueno, pues ahí tenéis esa foto. En ella aparecen el notario Diego Soldevilla, Jesús Resino, Director de la sucursal en Toledo del Banco de España, Abilio Calderón, consejero del Banco de España, Justo García, alcalde de Toledo… Y nuestros mártires, el Siervo de Dios Agustín Rodríguez Rodríguez, provisor del Arzobispado (por la derecha, segundo de los sentado); el Siervo de Dios Alfredo van den Brule, asesor jurídico de la Mitra (del Arzobispado) y del Banco de España (por la derecha, primero de los sentados); el Siervo de Dios Pascual Martín de Mora, párroco de San Nicolás, del barrio donde se encontraba el Convento, (a la derecha, el segundo de los que están de pie)…
... En la esquina de la derecha se observan unas manos...