En este encuentro del Señor con el joven rico...., se nos pone de manifiesto que no hay ninguna posibilidad de compatibilizar, el servicio a Dios con las riquezas. Este pasaje evangélico tomado de San Marcos, nos dice así: "Salido al camino, corrió hacia Él, uno que arrodillándose le preguntó: Maestro bueno, ¿qué he de hacer para alcanzar la vida eterna? Jesús le dijo: ¿Por qué me llamas bueno? Nadie es bueno si no solo Dios. Ya sabes los mandamientos: No matarás, no adulterarás, no robarás, no levantarás falsos testimonios, no defraudarás, honra a tu padre y a tu madre. Él le dijo: Maestro, todo esto lo he guardado desde mi juventud. Jesús, poniendo en él los ojos, le amó y le dijo: Una sola cosa te falta: vete, vende cuanto tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; luego ven y sígueme. Ante estas palabras se anubló su semblante y se fue triste, porque tenía mucha hacienda. Mirando en torno suyo, dijo Jesús a los discípulos: ¡Cuán difícilmente entrarán en el reino de Dios los que tienen hacienda!”. (Mc 10,17-23).
De los tres sinópticos, he escogido el de San Marcos, pues es el único que se ocupa del lado humano de la narración, ya que nos dice que el Señor: poniendo en él los ojos, le amó, Debió de ser un momento triste para el Señor, que amando al joven vio como la materialidad de las riquezas, tenían en el joven, más fuerza, que el amor que Él le estaba ofreciendo. Por su parte en el alma del joven también debió de haber tristeza, al sentirse él derrotado por los deseos de su cuerpo y ser más o menos consciente del tamaño del bien espiritual que el Señor le estaba ofreciendo y que él no lo aceptaba.
Cuando el joven partió, el Señor aprovecho el diálogo con el joven para hacerles a sus discípulos algunas consideraciones sobre la posesión y el deseo de poseer riquezas: “….: En verdad os digo: ¡que difícilmente entra un rico en el reino de los cielos! De nuevo os digo: es más fácil que un camello entre por el ojo de una aguja que entre un rico en el reino de los cielos”. (Mt 19,23-24).
El Señor no condenó la posesión de riquezas, pero si condena el anteponer estas a nuestro amor a Él. Desde luego que es imposible ser aceptados para seguirle, si anteponemos nuestras riquezas a Él. La posesión de riquezas, aunque no le demos nuestro corazón a ellas, siempre es un grave obstáculo, para poderse Negarse a uno asimismo, abrazar nuestra cruz y seguirle. Y es de tener muy presente que el mismo efecto causa en nuestro corazón, el hecho de tener riquezas, con el hecho de que sin tenerlas ambicionemos tenerlas.
No nos creamos a salvo del lastre que significan las riquezas para llegar al Señor, porque aunque no las tengamos si las ambicionamos es como si las tuviésemos, en cuanto anteponemos esa ambición de poseer riquezas, al amor que debemos al Señor. Por otro lado, no nos creamos que el ser pobre es tener ya en el bolsillo un pasaporte para entrar en el cielo.
Esta insistencia del Señor, es una prueba de la importancia que le concede a la posesión de bienes materiales como elemento negativo en el desarrollo de la vida espiritual y por consiguiente en adelantarse en el camino hacia Él.
Para Slawomir Biela, Aquel joven rico era tan perfecto que se volvió rico, no solo en el sentido material sino en el espiritual. Se sintió Señor y propietario de sus muchas posesiones temporales y de los bienes espirituales de que disfrutaba, bienes que le hacían verse a sí mismo como alguien grande. De ahí que cuando se encontró con el Señor de todos los bienes, descubrió que no era capaz de responder a su llamada, y por eso se marchó entristecido. Jesús le dijo entonces: Si quieres ser perfecto… Era una invitación a dejar libre el corazón para llenarlo todo del Maestro. Se trataba de cambiar el amor a los bienes por la locura de seguirle a Él”.
Si queremos ser perfectos, tal como Él desea que lo seamos: “Sed pues perfecto, como mi Padre celestial es perfecto.” (Mt 5,48). Hemos de vaciar nuestro corazón de todo lo que no sea Dios, para llenarlo con el amor a Dios. Y por supuesto de las riquezas representadas por la posesión de bienes materiales. En otras palabras, el único camino para alcanzar en esta vida la perfección, consiste en imitar al Señor en todo y solo se le puede seguir al Señor imitándole si se le ama, porque el amor asemeja al amador con su amado. Para identificarse con alguien hemos de imitarle y la imitación es una característica del amor. Si alguien imita es por que ama, si no ama no imita. Y si amamos perseverantemente, terminaremos siempre asemejándonos al Señor, ya que como hemos dicho, la semejanza es un signo de amor. Y así nos lo dice el refrán: Dos que duerme en un colchón, se vuelven de la misma opinión.
El amor es el medio más poderoso que existe para atraer al amor entre otras claras razones, porque Dios mismo es amor y solo amor (1Jn 4,16). Es por ello que San Juan de la Cruz, nos dice: Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor. Porque amar es lo más poderoso que existe para conseguir que nos amen. Puesto que el Señor, nos declaró así su amor, imitémosle declarándole nosotros el nuestro…. No nos es posible amarlo sin imitarlo, amarlo sin querer ser lo que Él fue, hacer lo que Él hizo o sufrir y morir torturado; no es posible amarlo y querer ser coronado de rosas cuando Él lo fue de espinas.
Y con la imitación, estará siempre la oración. La carmelita descalza, Santa Teresa Benedicta de la Cruz, más conocida por Edith Stein, escribía diciéndonos: “¿Quieres seguirle en santa pureza? Entonces tu corazón tiene que estar libre de todo deseo terreno; Jesús, el Crucificado, será el único objeto de tus anhelos de tus pensamientos”.
Pero las imitaciones que hagamos de Cristo, cada una de ellas tendrá su propia peculiaridad, porque no olvidemos que si bien somos seres iguales, somos también distintos con diferentes caminos de acercamiento a Dios. Tratar de imitar a toda costa los caminos de otros, por muy santos que hayan sido, solo conduce a negarnos nuestra propia personalidad, cosa que Tú no deseas, pues nos amas a cada uno de nosotros, tal cual somos.
La imitación de Cristo para nosotros, tiene una curiosa paradoja y es la de que hemos de aprender a ser humanos de quien es esencialmente Espíritu puro. En definitiva, imitando a Cristo alcanzamos la comunión con Él y tal como escribe Henry Nouwen. “La comunión con Jesús significa hacerse igual a Él. Con Él estamos clavados en la cruz, con Él yacemos en el sepulcro, con Él resucitamos para acompañar a los caminantes perdidos en su viaje. La comunión, al convertirnos en Cristo, nos lleva a un nuevo ámbito de existencia. Nos introduce en el Reino, donde las viejas distinciones entre dichas y desdichas, entre éxito y fracaso, entre bienaventuranza y condenación, entre salud y enfermedad, entre vida y muerte… ya no tienen sentido. Allí ya no pertenecemos a un mundo empeñado en dividir, juzgar, separar y valorar. Allí pertenecemos a Cristo y Cristo nos pertenece a nosotros, y tanto Él como nosotros pertenecemos a Dios”.
La sublime maravilla que se obtiene imitando a Cristo para amarle más y conocerle, nos la describe bellamente San Pablo en su carta a los filipenses cuando nos dice: “Y más aún: juzgo que toda es pérdida ante la sublimidad del conocimiento de Cristo Jesús, mi Señor, por quien perdí todas las cosas, y las tengo por basura para ganar a Cristo, y ser hallado en él, no con la justicia mía, la que viene de la Ley, sino la que viene por la fe de Cristo, la justicia que viene de Dios, apoyada en la fe, y conocerle a él, el poder de su resurrección y la comunión en sus padecimientos hasta hacerme semejante a él en su muerte, tratando de llegar a la resurrección de entre los muertos. No que lo tenga ya conseguido o que sea ya perfecto, sino que continúo mi carrera por si consigo alcanzarlo, habiendo sido yo mismo alcanzado por Cristo Jesús.”. (Flp 3,8-12).
Mi más cordial saludo lector y el deseo de que Dios te bendiga.
Otras glosas o libros del autor relacionados con este tema.
- Libro. ENTREGARSE A DIOS.- www.readontime.com/isbn=8460975940
- Libro. CONVERSACIONES CON MI DEMONIO.- http://www.readontime.com/ISBN=9788461650880
- Imitación de Cristo 28-10-09
- ¿Crear o imitar? 09-07-11
- Imitar a Cristo 02-08-11
- Amar es imitar 05-09-12
- Camino de imitación 25-10-13
- Seguir al Señor 28-01-11
- Ir en pos del Señor 25-01-13
La fecha que figura a continuación de cada glosa, es la de su publicación en la revista ReL, en la cual se puede leer la glosa de que se trate.
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