La familia, hoy, es el desolador ecosistema concentrado en el salón comedor de la abuela, donde merced a la pensión de la viuda engullen patatas a lo pobre los hijos retornados y los nietos perennes. El salón comedor de la abuela se ha convertido hoy en un 15-M sin timbales ni asambleas o en un clan de los sesenta, pero con tele en color, donde se reúne una parentela que proviene del adosado y las vacaciones en Ibiza, de aquellos viejos tiempos en que eran nuevos ricos. 

La familia tradicional es el único refugio seguro de una sociedad que se descompone. Con esa familia, y por esa familia, ha rezado hoy Rouco, al que le ha caído la preceptiva crítica de quienes tienen como referente otro modelo familiar compuesto por madres menos cluecas. Una lástima porque por mor de la caridad la familia tradicional es el único lugar donde cohabitan hoy el suegro y el yerno sin marcar en exceso su territorio, como si fueran un cocodrilo desdentado y un guepardo sin prisas.