Sin negar la importancia y, por supuesto, la actualidad de los estudios de posgrado, también sucede que algunos(as) los utilizan como pretexto para olvidar la decepción laboral o amorosa que han vivido. Es importante volver a empezar, sabiendo lanzarse hacia la reconstrucción; sin embargo, esto tiene que darse a partir de la realidad, pues por más títulos y tesis que se acumulen eso nunca arreglará los sentimientos encontrados. Se necesita aceptar el problema, enfrentarlo y, desde ahí, liberarse de las ideas y complejos acumulados. En algunos casos, será necesaria la intervención de un profesional; sin embargo, en cualquier situación, evadir o atormentarse nunca será la clave para poder salir adelante. Desde luego, no se trata de ir con cualquier psicólogo, sino con alguien que sea equilibrado y abierto a los valores, ya que muchos terminan con el típico que solamente sabe decirles: “haz lo que te haga feliz, sin importar lo que los demás puedan decir, sentir o pensar”. Una cosa es buscar la felicidad y otra es llevar una vida hueca, sin rumbo, por seguir los consejos del supuesto terapeuta.
Luego, si la hija tiene un novio con el que no están de acuerdo, piensan que con comprarle un paquete alrededor del mundo se le va a olvidar. En lugar de gastar por gastar, ¿no sería mejor que hablaran con ella? Puede que no haga caso, que se haga de oídos necios; sin embargo, ahí es cuando los papás tienen que invertir más tiempo y esfuerzo, sabiendo escuchar y ponderar si están siendo justos. Mandarla de viaje es lo mismo que tomar el camino fácil. Aunque sea más cómodo darle dinero, la realidad se impone. Perder el empleo o terminar una relación de noviazgo, no es algo agradable, pero cualquier cosa es mejor que negarse a reconocer los golpes recibidos. El ser humano tiene que aprender a trabajar sus fracasos, dando paso a nuevas y mejores oportunidades. Tener dos viajes cada mes, suena bien, pero ¿eso quita el choque interior, la falta de sentido y rumbo?
Viajar por trabajo, placer o estudios, es algo significativo, positivo y alentador, pero cuando se trata de un drama o de una crisis que no ha sido reconocida y atendida, puede retrasar notablemente el progreso; es decir, la necesaria superación personal. Si las cosas se complican, lo principal es dar la cara y, sobre todo, conseguir avanzar en medio de la propia vida. Estar fuera de casa o de la ciudad, da un cierto grado de consuelo; sin embargo, no resuelve la raíz del problema, pues siempre habrá que volver y resulta prácticamente imposible evadir de forma permanente. Por lo tanto, es hora de pensar mejor las cosas. Hay que tener el coraje de reanimarse y atreverse a plantarse ante la adversidad, recuperando el valor de la fe y de los seres queridos, pues nadie puede considerarse 100% autosuficiente. Siempre se puede recuperar el gusto por la vida. El momento es ahora.
Nota: Quien desee tomar el artículo y publicarlo –total o parcialmente- a través de algún otro medio, haga el favor de escribir al correo del autor (parte superior derecha) para que sea autorizado. Sin el permiso, queda prohibido reproducirlo, salvo que se trate de compartirlo a través de las redes sociales. El aviso solamente aplica cuando va a colocarse en una página de Internet (blogs incluidos).