Un reciente post de Josep Miró i Ardèvol titulado Por qué nos secularizamos creo que da en el clavo sobre uno de los puntos más cruciales para el futuro de nuestro mundo. No voy a repetir aquí su argumentación, que animo a leer directamente (les llevará sólo un par de minutos y vale la pena).
Me gustaría solamente destacar, a modo telegráfico, algunas ideas que me han dado que pensar. Escribe Miró:
· En último término, la quiebra interna, la secularización católica, no es otra cosa que el no vivir lo cotidiano, lo individual y lo colectivo, en presencia de Dios.
· Cuando las clases en una escuela católica, en una universidad católica, no comienzan con una oración o algún tipo de referencia a Dios, se está diciendo que no existe ningún tipo de diferencia entre este centro y el que puede existir en un régimen laico, incluso en uno ateo. Simplemente, Dios no existe, y no basta con que esté en el enunciado de principios en algún documento celosamente guardado, o en las proclamas oficiales. Dios solo existe en nuestros corazones si se vive cada día, en cada acto cotidiano.
· Vivir en presencia de Dios tiene muchas consecuencias, pero hay una de ellas que deseo subrayar y que afecta a la vida colectiva. Se trata del surgimiento de la comunión entre las personas. Y quien dice comunión, que es el estadio superior, dice también construcción de la comunidad, que es el mejor antídoto para la sociedad desvinculada.
· En nuestro tiempo, la respuesta política y económica hay que buscarla precisamente en la Teología.
No dejen de leerlo.