Año del Señor 2019
25 de abril
Hola, buenos días, hoy Lety nos lleva al Señor. Que pases un feliz día.
LECHUGAS PERFECTAS
Estos días, la huerta está preciosa. Ayer me acerqué al invernadero; Joane lo está poniendo muy bonito.
Junto al invernadero está el huerto pequeño que tenemos en el noviciado. En breve le pasaremos la motoazada y comenzaremos a trabajar en él.
Siempre me ha gustado plantar de todo y lograr un huerto precioso. Cada año imagino el resultado: con los surcos rectos, la misma separación entre las plantas... Cuando me pongo manos a la obra, la verdad es que empiezo muy bien, pero acabo los surcos con unas curvas impresionantes.
Este año me han regalado “semillas de lechugas en tiras”. Sí, la semilla está puesta sobre unas tiras de papel; simplemente pones esta tira en el suelo, la cubres con tierra, y, con un poco de sol y riego, ¡ya está el surco de lechugas!
Me ha parecido un regalazo: ¡por fin voy a tener un huerto recto y ordenado!
Parecía que iba a hacerse realidad mi sueño de tener un huerto perfecto, pero esa misma tarde, en la oración, el Señor me decía que esta vez las lechugas estarán plantadas perfectas, pero que por otro sitio nacerá la imperfección: malas hierbas, piedras, ¡o los demás surcos, que aún pueden torcerse!
Entonces sentí que el Señor me invitaba a dar un paso más: que no luchase por lo perfecto, sino por lo enamorado.
Y es verdad: ¡cuántas veces queremos tener todo controlado y perfecto!... y, por donde menos nos imaginamos, se desarma todo.
Por eso podemos decir que la felicidad está en el amor: el perfeccionismo sin amor nos amarga y amargamos a los que tenemos al lado. Hay que luchar por que la perfección sea en el amor.
Jesús nos dice que seamos “perfectos como nuestro Padre celestial” y, es curioso, porque san Juan señala que “Dios es amor”. Por tanto, nuestra perfección tiene que consistir en no dejar de amar, nos pase lo que nos pase. Apostar siempre por el amor. Lo torcido se enderezará, lo escabroso se igualará.... el amor hace todo, y lo hace perfecto.
Esto no quiere decir que ahora plante las lechugas torcidas adrede, ni mucho menos, pero sí que acepte la debilidad humana: otra cosa en el huerto no estará tan perfecta.
La felicidad no está en lo perfecto, sino en el amor. Porque nosotros mismos somos imperfectos, pero amados por un Dios perfecto.
Hoy el reto del amor es no enfadarte ante la imperfección tuya o de los demás.
Ante la imperfección, pon amor y sacarás amor.
VIVE DE CRISTO
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¡Feliz día!
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