La jornada de puertas abiertas que propone el secretario de la Conferencia Episcopal para que entren políticos a los templos a fin de que conozcan la realidad del clero tiene sus riesgos. Uno es que Sánchez Gordillo, una vez dentro, socialice algo tan personal como la comunión en base a que es preciso que el cuerpo de Cristo se distribuya también a la concurrencia no creyente. Y, ya que está, el alcalde de Marinaleda es capaz de ocupar la sacristía si considera que está infrautilizada. Además, a poco que vea una cruz sin imagen se instala en ella so pretexto de que lleva barba.
Otro riesgo es que Cayo Lara pida que se confisque el cepillo, la hucha de los donativos y la sotana roja para que formen parte de la aportación española al museo del Kremlin, junto al oro de Moscú. El tercero es que el PSOE aproveche la estancia para recoger firmas contra el concordato y, de paso, busque las escrituras de la viña del Señor a fin de expropiarla por el procedimiento de urgencia si la Iglesia no paga por ella la contribución agraria. Y el cuarto que Rajoy, cuando el cura le pregunte si cree que Dios es uno y trino responda a la gallega con otra pregunta: ¿Usted que cree que creo?