Levantarse un lunes y dirigirse al bar, suena cómodo, pero ¿cómo puede ser? La mayoría de los que llevan ese ritmo de vida no tienen ni siquiera un pequeño negocio. Simple y sencillamente, viven de sueños y fantasías. Creen que por tener un par de amigos adinerados, ¡ellos también lo son! Nadie discute que la situación que nos está tocando vivir está llena de vericuetos y complicaciones, pero eso nunca justificará la falta de esfuerzo e interés. Tomar la salida fácil siempre tendrá sus inconvenientes. De ahí que sea necesario, importante, empezar y afrontar la vida con realismo. Al inicio, todo resultará gris; sin embargo, querer es poder. Tarde o temprano, el panorama mejorará y el esfuerzo se verá recompensado. La regla es aventurarse y dejar de jugar al rico o, en su caso, al heredero universal.
Ahora bien, el problema no termina ahí. Los jóvenes que caen este perfil, a menudo son los primeros en querer entrar a la política. Obviamente, carecen de capacidad e ideales concretos; sin embargo, les parece un oficio rentable. ¿Cuál es el resultado? La sociedad termina pagando los “platos rotos”. Por esta razón, es importante que los partidos políticos tomen nota y no se dejen llevar por tales figuras.
En resumen. Vale la pena arriesgarse, crecer, desarrollarse y, por ende, alcanzar las metas planteadas; sin embargo, no hay que perder de vista una palabra clave, significativa y, sobre todo, elocuente: sacrificio. Es decir, todo aquel que quiera ganarse un lugar tiene que aprender a trabajar, aunque comience desde abajo. El momento es ahora.